Con rostro serio y la sensación de librar una batalla compareció ante los medios el entrenador del Sevilla, un Manolo Jiménez que emitió un discurso de calma en la previa del duelo clave de la temporada. El de Arahal insistió en la necesidad de recobrar la confianza ante un rival directo, el Villarreal de Pellegrini.
En el silencio de un Ramón Sánchez Pizjuán desierto y huérfano de aficionados caminó el técnico del Sevilla, Manolo Jiménez, a la sala de prensa. Interrogado por el estado de ánimo de la plantilla, el arahalense manifestó que "no existe ningún tipo de miedo en el grupo". Sin embargo, y con rostro visiblemente serio, sí indicó que "nosotros no estamos para fiestas en estos momentos en los que los resultados no nos acompañan".
Jiménez asume que el choque ante el Villarreal del chileno Manuel Pellegrini será clave para dilucidar el futuro del conjunto de Nervión en la Liga de Campeones. "Viajamos con el ánimo de defender la tercera plaza", argumentó antes de advertir que, con todo, "el trabajo que habíamos hecho antes de esta mala racha era tan sobresaliente que todavía somos terceros".
"¿Hay alguien que asegure en esta sala que si ganamos iremos seguro a la Champions y si perdemos iremos a la UEFA?", añadió de forma retórica sobre la trascendencia del encuentro.
Sobre la actitud que adoptó la afición en el choque ante el Real Madrid en el último compromiso en el Sánchez Pizjuán, el técnico blanquirrojo comentó que "las críticas del domingo me afectaron en el plano sentimental, como sevillista que me siento, pero en el profesional no he gastado ni un minuto en pensar sobre eso".
"Me siento tan sevillista como los que me gritaron, pero tengo la suerte de ser un profesional del mundo del fútbol y entiendo que esto sea así", subrayó. "Hasta el partido del Numancia quedan cinco finales, así que habrá que valorar si el balance es bueno o malo cuando se acabe la Liga", enjuició.
En un análisis somero de las posibles causas que han originado la crisis de resultados del plantel andaluz, el de Arahal enfocó a las rotaciones. "Ya avisé que los jugadores están en una situación muy desigual los unos de los otros", puntualizó. "Algunos están más que saturados y otros están buscando su puesta a punto", valoró. Además, profundizó que, pese a todo, "vamos terceros, tenemos seis puntos más que el año pasado a estas alturas y se está transmitiendo miedo". "A mucha gente le duele eso", dijo.
Otro de los aspectos que ha podido condicionar la espiral negativa de resultados ha sido el hipotético divorcio entre la plantilla y el cuerpo técnico. Jiménez se limitó a asegurar que "es un tema que se debe preguntar a los jugadores, no a mí, aunque sí os digo que si les pido que hagan un doble salto mortal, lo hacen". "Son unos profesionales auténticos y estoy orgulloso de ellos", añadió.
La decisión de recluir a sus discípulos en Valencia antes del duelo ante el Villarreal causó sorpresa en el entorno del club, ya que se ha acelerado el plazo de concentración habitual. "Nos vamos, además de para fomentar la concentración psicológica, para que nadie tenga la tentación de ir al Real, algo que supondría una falta de respeto grandísima hacia la afición del Sevilla", sentenció.
En clave negativa, las lesiones de Fazio y Acosta no firman ningún dato alentador. "Los médicos han probado de todo, han ido a las clínicas de los especialistas de mayor prestigio de España y Europa y no terminan de mejorar", lamentó. "Nos hacen falta", dijo.
