Cultura

Manuel Vilas: «Una novela normal es como ir a misa»

El escritor aragonés demuestra su condición de narrador diferente en la novela ‘Aire nuestro’

el 18 nov 2009 / 20:05 h.

Manuel Vilas (Barbastro, Huesca, 1962) es un caso aparte en la literatura española reciente. En poemarios como El cielo, Calor o Resurrección, o novelas como Magia o España, se amalgaman el icono publicitario y la lectura erudita, humor y dramatismo, el rock and roll y la angustia existencial, la cruda realidad y la invención desopilante.

 

Todo ello vuelve a ponerse de manifiesto en su última novela, Aire Nuestro (Alfaguara), que acaba de ver la luz para confirmarle como la voz más cautivadora de las dos últimas décadas en nuestro país. "La gente dice nuestro país en lugar de España porque la izquierda no supo nunca proponer una alternativa de identidad nacional que nos satisfaga a los que no somos de derechas", afirma como anticipándose a este artículo. Vilas no tiene pudor en escribir el nombre de España, y es España donde ambienta sus ficciones. "Es donde vivo", dice. "Me interesa España por la misma razón que me interesa mi piso o los zapatos que llevo. Pero lo uso como una marca más que como una conciencia nacional. Escribo España como escribo Volvo".


Aire Nuestro está llena de coches "porque la realidad también lo está, y también está presente en ella la monarquía española porque enciendes la tele y te la encuentras. Me siento realista en la medida en que represento lo que veo", explica el oscense. Claro que eso no supone necesariamente ser esclavo de la realidad. De hecho, Aire Nuestro es una suerte de cadena de televisión futurista que a través de sus once canales retransmite reportajes, entrevistas, pelis porno y hasta el teletienda.

El matiz más notable reside en que los protagonistas son Johnny Cash cantando ante la tumba del apóstol Santiago, Allen Ginsberg y Lezama Lima entendiéndose en el purgatorio, las madres de Frank Zappa y Lou Reed reunidas en un McDonald's, Elvis Presley y su siniestro plan para atentar contra el presidente de los Estados Unidos... A los que se suman Manuel Fraga, Sergio Leone, Luis Cernuda o el propio autor transmutado en Manuela Vilas y catapultado -catapultada- al Instituto Cervantes de Nueva York.

"Para mí la novela tiene que ser una fiesta salvaje, eso es lo que me apetece hacer", afirma Vilas. "Una novela normal es como ir a misa, y cuando me siento a escribir yo lo que necesito es una fiesta con música, travestidos y un gran caos cinematográfico, como la última película de Tarantino. O como los primeros acordes de un tema de los Who son pura energía, así me gustaría que fuera mi literatura".

A pesar de todo ello, cabe subrayar que Aire Nuestro no es uno de esos artefactos sin pies ni cabeza que hacen las delicias de los snobs sólo porque asemejan un viaje lisérgico. Por el contrario, Vilas brinda varios niveles de lectura y no renuncia a jugar con las emociones.

Este matiz le da una notable ventaja sobre otros escritores más o menos experimentales del momento, aunque lo cierto es que entre unos y otros están logrando agitar las aguas dormidas de la narrativa en nuestro idioma. "La novela convencional, lineal, de planteamiento, nudo y desenlace, es algo que da tranquilidad, porque así se ordena también la vida de las personas. Pero las sociedades post-industriales son más complejas, y está bien que las dudas sobre la linealidad pasen a la novela. Lo que escribimos ahora es como una explosión, un big bang: ves los fragmentos y piensas que hubo un planeta", explica Vilas. Aunque al segundo recapacita y explica lo mismo con un símil sindical, muy a propósito: "Digamos que la linealidad en la novela serían los objetivos empresariales, y la discontinuidad las dudas laborales".

Y prosigue: "La narrativa española está viviendo un momento ilusionante, por ese ánimo renovador ante el que no hay que rasgarse las vestiduras. Hacía falta un cambio hacia el mestizaje entre alta cultura y cultura popular, incorporar las nuevas tecnologías y la ciencia ficción visionaria a lo Ballard. Y poner a Marx y a los Rolling en el mismo nivel, porque ambos son importantes", explica sin dejar de entender las resistencias que esto provoque: "Lo que me preocupa es que dentro de 30 años llegarán unos tipos a los que yo no entienda".

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