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Manzanares y El Juli dieron sentido a la Feria

El madrileño fue el gran triunfador y el alicantino mantuvo su idilio.

el 27 abr 2010 / 17:13 h.

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En el caso de El Juli, ya avanzábamos que había arrasado con los principales galardones, logrando una rara unanimidad en el nutrido jurado que falla los premios de la Real Maestranza. Con Manzanares, ha formado el támden más regular y brillante de una buena Feria.

Ambos revalorizan sus respectivos papeles. En en el caso de El Juli, materializando un toreo depurado cercano a la perfección. Si en su primera tarde abrió la Puerta del Príncipe con los toros de El Ventorrillo, en la segunda firmó una de las cumbres de su vida cuajando de cabo a rabo a un codicioso y boyante ejemplar de Torrealta que habría puesto a cavilar a más de uno. Y Manzanares, que por tercer año consecutivo ha sabido mantener un altísimo nivel en una plaza que ya lo considera como algo propio. Si el alicantino brindó su mejor diapasón artístico con un toro de El Pilar, revelaría una cara desconocida al imponerse a un dificilísimo y peligroso ejemplar de Torrealta que estuvo a punto de arrancarle la cara a su peón Luis Blázquez. Si El Juli ha sumado cinco orejas en dos tardes -más la que le robó el presidente Teja-, Manzanares ha logrado una envidiable regularidad en los tres compromisos contraídos con una cosecha de cuatro apéndices a la que hay que sumar los perdidos por la culpa de la espada. También ha renovado su romance con el coso sevillano el impar Morante de la Puebla, que enamoró a propios y extraños con su actuación del Domingo de Resurrección y reveló su raza de gran torero peleándose con un complicado e incierto sobrero de Javier Molina.

Pero dentro de este capítulo de excelencias no se puede olvidar que el camero Oliva Soto estuvo cercano a abrir la Puerta del Príncipe por una reveledora y personalísima actuación que debe servirle para subirse a la noria. Con una oreja cortada a uno de los mejores toros del ciclo -un bravísimo ejemplar de El Pilar- Sebastián Castella puntuó por los pelos sin dejar contento a nadie y poniendo a la baja su papel. Algo cogido con alfileres, Talavante mostró un alto porcentaje de recuperación y, sobre todo, la asunción de una personalidad definida y alejada de moldes prestados que nada le iban. También mostraron aptitud y actitud para su futuro próximo diestros jóvenes como Rubén Pinar, Miguel Ángel Delgado, Miguel Tendero o algo menos jóvenes como el mexicano Arturo Macías -que recibió una grave cornada- o el aguerrido Rafaelillo, con ganas de ser.

Los grandes perdedores de la Feria merecen capítulo aparte. El Cid, Luque y Perera habían sido anunciados como base de un abono del que salen trasquilados. En el caso del diestro de Salteras, confirmando que anda muy lejos del sitio que le hizo figura hace más de un lustro. Por parte de Perera, dejando en blanco sus primeros contratos y navegando lejos de su propio nivel frente a una corrida, la de Fuente Ymbro, que puso en sus manos muchas posibilidades.

Quizá el caso más delicado, por su juventud y el escaso grosor de su hoja de servicios, sea el de Daniel Luque. El joven diestro de Gerena no ha podido mantener la altura de su difícil apuesta. Tocado en la línea de flotación por el fracaso que supuso su encerrona madrileña, no fue capaz de dar ni una sola vuelta al ruedo en las tres tardes que contrató en la Feria de Abril. Y el resto del pelotón sigue donde estaba, en el limbo. Este año el paste es para muy pocos.

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