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Marcelino, un técnico con la bandera del fútbol atrevido

La llegada del asturiano aporta savia nueva a un proyecto ambicioso donde el objetivo, como ya dijo su presidente, no es otro que lograr el tercer puesto del campeonato.

el 04 jun 2011 / 20:22 h.

Marcelino.

Marcelino García Toral trabaja ya en el proyecto más ambicioso de su carrera. El Sevilla 2011/2012 nace con el reto de lograr la clasificación para la Liga de Campeones, y con este fin ha decidido poner su plantel en manos de un técnico joven, estudioso, disciplinado, de ideas claras y muchas. muchas ganas de triunfar.

Marcelino (Careñes, Asturias, 1965) fue cocinero antes que fraile. Como futbolista jugó en el Sporting, Racing, Levante y Elche, y se retiró a los 28 años por culpa de una lesión de rodilla. Su primer equipo como entrenador fue el Lealtad, de Tercera. Lo ascendió a Segunda B y se marchó al Sporting, donde dirigió al filial y, más tarde, al primer equipo en Segunda (2003-2005), logrando un quinto y un décimo puesto.

Fue entonces cuando llegó la hora de hacer las maletas. El Recreativo apostó por él en su intento de regresar a la máxima categoría. Y no se equivocó. Marcelino ascendió al Decano y, ya en Primera, lo clasificó en un meritorio octavo puesto.

Su buen hacer despertó el interés de clubes como el Betis, Deportivo y Racing. Marcelino negoció con la entidad heliopolitana pero no hubo acuerdo. Exigió una remodelación de la plantilla que Lopera no quiso llevar a cabo, por costosa. Al final, se comprometió con el Racing, al que clasificó por primera vez en su historia para la UEFA, además de alcanzar las semifinales de la Copa del Rey también por primera vez.

Poco a poco, su nombre empezó a vincularse con clubes de la zona alta de la tabla. Entre ellos, el Valencia, donde tampoco llegó a firmar por discrepancias en la confección del plantel. Como suena. La negativa che fue una decepción para él, aunque no le faltaron equipos. Días más tarde fichó un contrato de dos años -a razón de 2,4 millones de euros por temporada- con el Zaragoza para devolverlo a Primera. Y lo consiguió. Sin embargo, en la máxima categoría fue destituido cuando coqueteaba con el descenso.

El pasado 9 de febrero, Marcelino regresó al Racing tras la llegada de Ahsan Alí Syed y la destitución de Portugal. Cogió al equipo al borde de precipicio y lo salvó a falta de dos jornadas. Ahora, llega al Sevilla sin las exigencias que puso en otras ocasiones pero con la misma ambición.

IDEARIO. Desde que es entrenador, Marcelino ha defendido una misma bandera: la del fútbol atrevido. "Me gusta el equilibrio defensivo para robar el balón y atacar. Es el estilo que mantengo. Cuando no tenemos el balón, todos a recuperarlo. Con él, hay que dar criterio al juego porque es la mejor forma de llegar a portería. Si sólo dominas la defensa, dependes de las individualidades. Incluso cuando perdemos, seguimos tocándola. Defendemos la bandera del fútbol atrevido", explicó en cierta ocasión.

Lejos del tópico de que todos los equipos modestos son defensivos, el técnico asturiano siempre ha caracterizado a los suyos por tener descaro y ambición. "No concibo un equipo que sólo defienda. Trabajo el ataque igual que la defensa, pero siempre con el balón", pregona. "Yo inculco mucho la idea de trabajo colectivo. Todos deben participar en el trabajo defensivo y ofensivo. Siempre tienes que ayudar a tu compañero porque también deseas que él te ayude", afirma.

UN EQUIPO DE VERDAD. El concepto equipo es sagrado para él: "El talento es importante y marca diferencias. Pero hasta ahora no me ha tocado dirigir a futbolistas que por sí solos puedan ayudar a ganar los partidos. Desde un buen rendimiento colectivo se aumenta el nivel individual o ayuda al futbolista a que se acerque a su máxima capacidad. Yo doy importancia por encima de todo al equipo".

Por lo general, su sistema de juego es el 1-4-4-2, con líneas adelantadas, juntas y presión arriba, aunque sin pasar por alto las características del rival. Con todo, nada sirve si no hay fe en lo que se hace. "El entrenador debe ser consciente de que depende de los futbolistas, de su capacidad, de su compromiso y también que crean en lo que se les propone. Si hay una confianza mutua, si hay esa complicidad entre las ideas del cuerpo técnico y el compromiso del vestuario, encontraremos el camino adecuado para lograr resultados", decía en una entrevista concedida a Saber competir.

Marcelino es admirador del Milan de Sacchi "por el juego colectivo; hacía bonito defender" y de técnicos como Benítez y Lotina, "por cómo empezaron, su trayectoria y lo que transmiten a sus equipos". Ahora, el asturiano llega a Nervión, donde las exigencias no permiten errores.

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