El poeta catalán Joan Margarit, galardonado ayer con el Premio Nacional de Literatura 2008, augura un "buen futuro" a la poesía, porque ésta es la "última casa de misericordia". "Si afuera sólo nos espera la intemperie, la filosofía, la música, la pintura y la poesía son las únicas que nos pueden brindar cobijo", explicó Margarit.
Satisfecho por haber obtenido el galardón y sorprendido por los "designios del azar" ya que Casa de misericordia ha recibido ya varios premios (el Nacional de la Crítica, el Rosalía de Castro y el de Poesía de Cataluña), Margarit confía en el criterio del lector de poesía a quien "no le pueden vender ningún tipo de producto manufacturado".
Para escribir Casa de Misericordia, editada por Proa y en Visor en edición bilingüe, Margarit se inspiró en los orfanatos "crueles" de la posguerra española donde las viudas solicitaban el ingreso de sus hijos y durante el poema "suena de fondo la idea de que la poesía es la última casa de la poesía", explicó a Europa Press, Joan Margarit.
"Fuera sólo había intemperie y las mujeres se veían obligadas a inscribir a sus hijos en estos orfanatos, y era de una crueldad brutal ver cómo aquellas mujeres tenían que realizar esas instancias para que sus hijos entraran. Y qué hay fuera de esas casas de misericordia, pues no hay más que la intemperie", advirtió este poeta, que en sus versos suele recrear una infancia marcada por la dureza de la posguerra.
Pero Margarit es optimista con el futuro de la poesía y descarta que la poesía sea una casa de la misericordia a la que acuden pocos visitantes. Para corroborar su tesis, este poeta catalán aseguró que en noviembre saldrá su próximo libro, titulado Misteriosamente feliz, que se publicará en catalán y en una edición de lujo en pareja con un libro anterior del autor, Joana, junto a un cd para celebrar los 10.000 ejemplares vendidos en Cataluña.
No obstante, Joan Margarit es uno de esos escritores a quien le gusta estar al margen de las listas de ventas y los cánones generacionales, que considera "los artilugios de la crítica que tiene una trascendencia relativa", aseguró este autor, cuyo primer poemario, en castellano, lo publicó en 1963 y después de un largo paréntesis de diez años escribió su Crónica.
Algunos críticos describen su poesía como "austera y exacta" en consonancia con su puesto de catedrático de Cálculo de Estructuras en la Escuela Superior de Arquitectura de Barcelona y su formación científica para extraer "el máximo rendimiento a un mínimo material". El Jurado estuvo formado por Pere Gimferrer, por la Real Academia Española; Francisco Xavier Carro, por la Academia Gallega; Francisco Javier Rojo, por la Real Academia de la Lengua Vasca; Carles Miralles, por el Instituto de Estudios Catalanes; Luis García Montero, por la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas; Luis Alberto de Cuenca, por la Asociación de Críticos Literarios; Juan Mollá, por la Asociación Colegial de Escritores; Pedro Miguel Lamet, por la Federación de Asociaciones de Periodistas; Clara Janés, por el ministro de Cultura; José Manuel Caballero Bonald y Olvido García Valdés, ganadores de la dos últimas ediciones.