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Marginación. Los sucesos de Roquetas

Tiene razón, como casi siempre, el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo cuando reclama una intervención inmediata por parte de todas las administraciones públicas para atajar la marginación social que se ha puesto de manifiesto en la barriada de las "doscientas viviendas" de Roquetas de Mar.

el 15 sep 2009 / 11:45 h.

Tiene razón, como casi siempre, el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo cuando reclama una intervención inmediata por parte de todas las administraciones públicas para atajar la marginación social que se ha puesto de manifiesto en la barriada de las "doscientas viviendas" de Roquetas de Mar (Almería). Los incidentes desatados tras la muerte, en una banal riña, de un joven trabajador senegalés, afloraron la difíciles circunstancias en las que se desenvuelven los residentes de este enclave, en su mayoría, inmigrantes subsaharianos y gitanos. Inicialmente, se quiso ligar estos altercados a cuestiones estrictamente racistas o xenófobas o, cuando a no, a problemas entre narcotraficantes como alevosamente se filtró desde determinadas instancias a los medios de comunicación. Sin embargo, tal y como se ha comprobado, la razón última que explica lo sucedido está, más bien, en el abandono total y absoluto en el que se encuentra esta zona, realmente olvidada por las instituciones a su propia suerte, convertida en poco menos que un gueto que sobrevive a duras penas mientras el resto de la ciudad en donde se inserta se desarrolla, insensible, de espaldas a ellos.

Ha de ser un revulsivo para solucionar el problema

Sólo tras el estallido social es cuando se ha conocido en toda su extensión la dimensión del problema que se registra en este núcleo. Y quizá lo más interesante, sólo después de contemplar los graves altercados, con duras imágenes en las que se recogía la quema de coches y viviendas, hemos caído en la cuenta de que hay más "doscientas viviendas" en el resto de pueblos y ciudades de Andalucía que, de momento, no son noticia alguna, salvo para las páginas de suceso. Y si llegan a adquirir un mayor protagonismo sólo será si se repiten en sus calles hechos similares. Es por eso que se requiere una actuación integral cuanto antes para acabar con estos asentamientos que se sitúan, forzados por las circunstancias, al margen de la ley, dejados de la mano de Dios, sin ningún tipo de amparo por parte de la sociedad a la que también tienen derecho a pertenecer y a beneficiarse de ella. Y si bien, es cierto, que existen planes específicos para luchar contra este tipo de problemas, son escasos los resultados que se pueden presentar, aunque, desde luego, los hay.

Actuaciones ejemplares para enseñar el camino. En este caso, el ejemplo más claro de cómo se deben hacer las cosas lo tenemos en Sevilla con la experiencia que se lleva a cabo en el Polígono Sur. Una actuación integral, que abarca todos los ámbitos administrativos e institucionales y en el que está implicada hasta la empresa privada. Y todo ello bajo una sólo coordinación y dirección como ocurre con Jesús Maeztu. El trabajo que se está efectuando es callado pero tremendamente eficaz ante un fenómeno que requiere de importantes dosis de paciencia y de fe en la condición humana, sobre todo. Se está comprobando que está muy eso de la voluntad política y social para erradicar este fenómeno pero a ello. Hay que añadirle recursos no sólo económicos sino, también, legales para que se cuente con la agilidad suficiente.

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