La señorita Julia es la obra más representativa del teatro sueco. También es la pieza cumbre de su autor, August Strindberg (1849-1912). Y por todo ello, es uno de los textos clave del teatro clásico en todo el mundo. Las versiones se cuentan por decenas y los naufragios no han sido menos numerosos. "En realidad, la obra necesita muy poco para que funcione, sólo requiere que los actores den una gran lección interpretativa", dijo ayer en el Lope de Vega el director Miguel Narros, seguro de que los suyos -María Adánez, Raúl Prieto y Chusa Barbero- tienen la llave maestra para traducir esta Señorita Julia.
Recién estrenada en Alicante, la función empezará a rodar hoy en Sevilla. Sobre el escenario, un drama, el de Julia, la hija de un conde; Juan, su criado; y Cristina, supuesta novia de Juan. "La acción tine lugar en una vetusta cocina de una mansión durante la fiesta de San Juan. Allí, Julia seduce al siervo y éste ve colmada su aspiración de llegar a ser rico", explica Narros. Tras el barniz decimonónico se hilvana un conflicto de clases sociales y se retrata una sociedad en decadencia.
"A finales del siglo XIX, Europa despertó de su letargo y el mundo feminista cobró importancia en Suecia. Ésta obra muestra las dos facciones de la población de aquella época, ya que, por una parte, la señorita Julia representa el ocaso de una parte de la sociedad, mientras que Juan encarna al hombre emergente que se niega a permanecer en la clase desfavorecida", argumentó un pletórico Narros: "Creo que hemos acertado de pleno con la producción", sentenció.
Compartiendo el mismo entusiasmo que el director, María Adánez vuelve a trabajar con él tras su exitosa experiencia en Salomé. "El de Julia es el mejor papel de mi vida, el más complejo y el de mayor hondura psicológica", dijo. Y es que, al personaje de Strindberg, "su padre le enseñó a odiar a las mujeres, y su madre le inculcó la aversión hacia los hombres". Con estos pensamientos, Julia (María Adánez) "realiza un viaje hacia hacia la oscuridad": "Ella se ve superior a todos y al final acaba siendo víctima de su prepotencia", explicó Adánez.
Lucha de géneros.
En opinión de la actriz, La señorita Julia "representa la eterna lucha entre un hombre y una mujer que se enfrentan en un combate psicológico, que se demuestra mucho peor que la violencia física".
Con pequeños papeles en series como Amar en tiempos revueltos y Los Serrano, Raúl Prieto ha encontrado en Narros el aliado perfecto para consagrarle como un actor de primera fila. Juan es su primer papel protagonista. "Y no le ha caído precisamente un personaje fácil", adelantó el director. "Encarno al siervo que se niega a serlo y que está dispuesto a conseguir sus fines a costa de usar a Julia", dijo.
En medio del duelo interpretativo de ambos, un sacerdote, o casi, porque Cristina (Chusa Barbero) "tiene todos los defectos que Strindberg criticaba": "Es una esclava que asume su situación, que tiene una creencia religiosa que le impide ver más allá y que hace de guardian de la moralidad", contó la actriz.
Para realzar la modernidad de la obra se han introducido ciertas licencias escénicas para ubicar al espectador. Cuando se levanta el telón, los operarios están todavía instalando el decorado. Luego, los actores, antes de dar vida a los personajes, leen unas notas al público en el que introducen el contexto histórico: "Todo el mundo se dará cuenta de que nuestra historia está plenamente vigente", terminó Narros.