Cultura

María Barranco: "Me encantaría trabajar con Almodóvar, pero no llama"

el 07 jun 2010 / 20:16 h.

María Barranco, en la presentación de ayer.

Adulterios se representará en el Teatro Quintero el viernes y el sábado a las 19.30 y 22 horas. Es una obra dirigida por Verónica Forqué, que está basada en un guión original de Woody Allen, quien la escribió en los años 90. El texto ha sido adaptado por Nacho Artime y la protagonizan Miriam Díaz-Aroca y María Barranco.

La obra narra la vida de una famosa psiquiatra neoyorquina que descubre que su marido le es infiel. Desde su apartamento del cosmopolita Central Park, la famosa y deslenguada psiquiatra desarrolla ingeniosos y entretenidos diálogos, desembocando en agudas observaciones sobre el sexo y las infidelidades, todo fruto de su propia experiencia de mujer engañada por un marido perfecto, atractivo e inteligente.

 

–Dos años de gira dan hasta para hartarse de una obra. ¿Es su caso?

–Para nada. De hecho, me quedo un poco triste, porque es el final de un camino que ha ido muy bien. Esta obra me ha dado muchas alegrías. Es un bombón de los que escasean.

–¿Y cerrar en Sevilla supone algo especial o es fruto de la casualidad?

–A mí, personalmente, lo de cerrar en Sevilla me encanta. Nunca he venido a esta ciudad haciendo teatro. Y es un honor que la guinda final se ponga en un lugar tan importante.

–¿La obra ha funcionado?

–El balance es muy bueno. Hemos recorrido toda España viendo cómo la gente se divertía y reía mucho. Hay que verla.

–¿Y cómo ha sido trabajar a las órdenes de Verónica Forqué?

–Cuando me ofrecieron el texto, me pareció fantástico. Y encima lo dirigía Verónica, que es mi amiga. Me hizo mucha ilusión e intuí que iba a ir muy bien.

–¿Y no surgió ningún roce?

–Verónica es una mujer muy exigente. Lo fantástico de trabajar con ella fue que lo tenía todo muy claro desde el principio. Lo hace genial, porque cuando no estás bien dirigida es como si se te cayera el culo en medio del escenario.

–¿Cómo fue hacerse con el personaje de Phillips?

–Me costó un poco porque tiene su dificultad. Es una mujer con mucho carácter, está muy dolida e incluso es capaz de matar. Pero hacer un personaje que puede parecer borde y antipático me daba miedo. Me costó mucho lo de ser borde.

–¿No le van los personajes antipáticos?

–Bueno, no es exactamente antipática. Además su comportamiento está justificado. También es una mujer muy brillante, con un gran sentido del humor. Y para mí eso es muy importante. No me fío de quien no tiene sentido del humor. Es muy mal hablada, una gran bebedora, fumadora...

–Un personaje muy Woody Allen.

–Esta función refleja el mundo de Allen. Humor ácido, agrio y con una mala leche increíble.

–¿Actuaría como Phillis ante una infidelidad?

–Ojalá todas fuéramos Phillips en esas circunstancias. Hay que ser muy fuerte. Pero normalmente te vienes abajo y te pones muy pesada. Una se humilla mucho y hace tonterías. Phillips tiene un marido al que le encantan las faldas, y ella tiene una venda puesta. Es una historia que sucede en Nueva York, pero podría ocurrir en Sevilla. Esto pasa en las mejores familias.

–¿Y qué tal con Miriam-Díaz Aroca?

–Muy bien. Se ha convertido en parte de la familia. Hemos sido una piña en esta aventura.

–¿Qué nuevos proyectos tiene en cartera?

–Ahora estoy rodando La venganza de Don Mendo Rock, con Paz Vega, Antonio Resines y Fele Martínez. Más tarde vuelvo al teatro con Tócala otra vez Sam, con Luis Merlo, que se estrena en octubre en Madrid y luego saldrá de gira.

–La crisis no le afecta mucho...

–Estoy contenta porque salen cosas, pero la situación está mal en todos los ámbitos. Es un momento duro, de aportar, asumir recortes, arrimar el hombro, trabajar más y ganar menos.

–Antonio Banderas volverá a trabajar con Almodóvar. ¿A usted le gustaría o ya se considera actriz de teatro?

–Me encantaría, claro, pero Almodóvar no me ha llamado. Con Pedro y con tantos otros. Y, sobre el teatro, mi trabajo es mentir y que el espectador me crea. Da igual que sea cine o teatro, aunque es verdad que las tablas enganchan.

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