María José Campanario, acusada de fraude a la Seguridad Social dentro de la llamada operación Karlos, declaró en el juicio que se celebró ayer en la Audiencia Provincial de Cádiz que se siente "engañada, estafada, humillada, juzgada y condenada, aunque no por un tribunal".
El asunto por el que se la juzga, denominado caso Karlos, es una presunta trama para la concesión de pensiones fraudulentas por incapacidad laboral. Entre las beneficiarias de este supuesto engaño a la Seguridad Social está la propia madre de la Campanario, Remedios Torres.
La mujer del extorero Jesulín de Ubrique afirmó que el tiempo transcurrido entre la denuncia de los hechos y la vista en la Audiencia supusieron "los cinco años más duros de mi vida". Entre lágrimas, añadió que "el peor día" de su vida fue "cuando detuvieron" a su madre.
A preguntas de su abogado defensor quitó hierro a los presuntos hechos delictivos. No habló incapacidad laboral, sino de "revisión de una minusvalía" con la que su madre ya contaba "desde hace años".
Campanario hizo referencia también a las conversaciones telefónicas utilizadas como prueba de su implicación en el fraude, de las que dijo que no es lo mismo "la transcripción que la interpretación". Así, defendió su "interpretación" de las conversaciones, y señaló que "es absurdo" que ofreciera que su madre se trasladara de Castellón a Cádiz para hacerse pruebas médicas "si hubiera sabido que lo que le decían era que la iban a suplantar".
Igualmente, aseveró que "desconocía" que a su madre la hubiera dado de alta en una empresa el policía y uno de los supuestos cabecillas de la trama, Carlos Carretero, para que cotizara los años que le faltaban para tener derecho a una pensión. Además, declaró que "nunca" supo que habían inscrito a su progenitora en Cádiz.
Campanario añadió en el transcurso del juicio que la cuantía que entregó fue de 9.000 euros y no de 18.000 como Carretero manifestó en la sesión anterior . Para argumentarlo, aportó un extracto bancario donde consta dicha cantidad para entregarla al intermediario José Luis López el Turronero y que este hiciera lo propio a Carretero.
En este sentido, Campanario expuso que cuando habló por primera vez con Carretero le dijo que ese dinero le hacía falta para abogados y "los mejores especialistas". A partir de ahí coincidió con lo dicho por Carretero: éste le pidió 5.000 euros más para hacer frente a los seguros sociales tras contratar a su madre y ella "montó en cólera" y ya no quiso "seguir adelante".
Por otra parte, el inspector médico Francisco Casto, uno de los principales acusados como cabecilla de la trama, declaró ayer en el juicio que se ha sentido como un "hombre de paja" y "muy utilizado" por Carretero. Aseguró que pecó "de pardillo".
