El Teatro Lope de Vega se convierte a partir de hoy en un piso en el que confluyen las soledades de los tres personajes que protagonizan 100 m2, una comedia de Juan Carlos Rubio a la que dan vida por María Luisa Merlo, Miriam Díaz-Aroca y Jorge Roelas.
La obra, que estará en cartel hasta este sábado, día en el que ofrecerá una doble función -hoy y mañana, 21 horas; sábado, 19 y 21.30 horas-, narra la historia de Sara, una mujer de negocios, fría y calculadora, que decide comprar un apartamento que sólo tiene un inconveniente: la propietaria, una anciana delicada de salud, se lo vende a cambio de poder vivir en él hasta que muera.
Las diferencias entre ambas mujeres son importantes. Frente al carácter insensible de Sara, Lola (Merlo) es una mujer despreocupada que bebe, fuma y hace lo que le viene en gana.
Durante el tiempo de obligada convivencia, ambas mujeres entablan una curiosa amistad que acaba por ayudarlas a paliar sus respectivas soledades. Y para suavizar los roces del día a día, cuentan con el bálsamo del agente inmobiliario que facilitó la operación comercial (Roelas).
"La historia le parece increíble a algunos, pero está basada en la realidad. Esto pasa en Madrid, París y Londres. La gente compra viviendas con gente dentro a la espera de que mueran. Y los bancos llevan 20 años haciéndolo", explicó ayer en rueda de prensa María Luisa Merlo, que definió 100 m2 como "un 85% de humor y un 15% de mucha sensibilidad".
"La obra trata de lanzar un mensaje: hay que vivir el ahora y no planificar tanto el futuro. Mi personaje es uno de los más bonitos", reflexionó la actriz.
Jorge Roelas dijo del montaje que es como "una caja con tres bombones", cada uno de los personajes, y aseguró que su papel "trae energía, risas y ternura" a la historia. "Mi papel es otra soledad más en esta obra. La gente que venga a verla se reirá mucho, pero también saldrá con el corazón tocado", vaticinó.
Por su parte, Miriam Díaz- Aroca, que cumplirá mañana años sobre las tablas del Lope, explicó que su papel (Sara) "es un reto" con el que sufre mucho. "Es mi primer desnudo teatral, porque no tengo nada que ver con el personaje. Abandono mi cuerpo y se lo cedo a Sara", confesó.
