Vengo de colegio de curas, y se me nota. De los Maristas, de los de la calle Salado, a mucha honra, que les debo mucho. Por eso cuando en los últimos días he oído hablar tanto de un enfrentamiento entre dos grupos de militantes populares -y de medios de comunicación, por supuesto-, a los que se les ha venido en llamar esperanzistas y marianistas, lo primero que me ha venido a la cabeza han sido recuerdos de deporte escolar. Porque el conflicto suena a partido de la liga de alevines de balonmano. Los dos bandos llevan nombre de colegio de curas. De hecho, creo que existen órdenes religiosas con estos nombres. ¿Causalidad? ¿Un mensaje oculto? Quizás, y entonces lo de los curas en los comités éticos de los hospitales tendría sentido.
Esta medida parece poco operativa, teniendo en cuenta que éstos tienen ya las respuestas prefijadas para casi todos los temas difíciles, como el aborto o las formas de eutanasia; sería mejor computar un voto negativo a todo, y que no se distraigan yendo a las reuniones. Viendo lo que hace la presidenta de la Comunidad de Madrid, en la que he vivido muchos años, tengo muy claro que Rajoy nunca pensó en ella cuando habló del éxodo de los liberales del Partido Popular. Porque si hay una persona poco liberal en sus ideas y en sus acciones de Gobierno, en sus actitudes y en sus planteamientos, ésta es sin duda Esperanza Aguirre.
