Cultura

Maribel Verdú, Ariadna Gil y Emma Suárez reviven los 60 en el Lope de Vega

El teatro acoge este puente la obra ‘Los hijos de Kennedy’, adaptada por José María Pou, una singular propuesta que apela a la memoria colectiva de toda una generación de espectadores.

el 30 abr 2014 / 22:37 h.

El equipo artístico de Los hijos de Kennedy presentó ayer en el Lope de Vega la obra junto al director del espacio escénico, Juan Víctor Rodríguez Yagüe. / Carlos Hernández El equipo artístico de Los hijos de Kennedy presentó ayer en el Lope de Vega la obra junto al director del espacio escénico, Juan Víctor Rodríguez Yagüe. / Carlos Hernández Asomarse a Los hijos de Kennedy es hacerlo a la historia viva del cine y el teatro español. Y si tomamos por buena la aseveración de que un buen espacio escénico lo configuran las obras y la calidad de los montajes, no es menos verdad que cuando, además, se da la circunstancia de contar sobre las tablas con glorias del arte dramático, la combinación es redonda. Viene todo esto a colación de la obra que, desde anoche y hasta el sábado, puede verse en el Teatro Lope de Vega; la ya citada Los hijos de Kennedy, una versión del clásico de Robert Patrick actualizado por José María Pou y protagonizado por Maribel Verdú, Ariadna Gil y Emma Suárez. Estrenada el pasado año en el Arriaga de Bilbao, Pou ha querido hacer coincidir su propuesta con el 50º aniversario del asesinato de JFK; conjurando así un tiempo perverso, intensamente político y protagonizado por una generación en permanente cambio y conflicto. ¿Como ahora? «Ha pasado medio siglo, pero los personajes de la obra son víctimas de su época», dirá Pou. En todo caso, Los hijos de Kennedy, más allá del gancho que aportan sus estrellas, no es un trabajo sencillo. Y la crítica así lo ha hecho constar aludiendo a una cierta indefinición que atraviesa la propuesta, a medio camino entre el teatro de personajes y la reunión de monólogos. «El espectáculo tiene algo de teatro documental, una etiqueta que, como el cine de arte y ensayo, se perdió hace mucho tiempo», afirma su afamado director. En 1977, José María Pou compró los derechos de la obra original de Patrick, la adaptó y la estrenó en el Bellas Artes de Madrid. Ahora, aquellos protagonistas vuelven a pisar las tablas para mostrar que siguen estando igualmente solos. «Estamos juntos en el escenario pero no interactuamos entre nosotros», reconoció ayer Ariadna Gil. Porque esto es una apelación a la memoria colectiva de los espectadores. Y cada uno de los personajes de la obra realiza su propia interpelación. Aunque hablar de la dificultad de tal o cual montaje viene siendo un tópico cuando se habla de teatro, aquí el recurso clásico tiene hechuras de ser auténtico. Pou ha situado la obra en un pub de New York, donde reúne a una hippy, un homosexual, un soldado de Vietnam, una secretaria y una aspirante a actriz con parecido a Marilyn Monroe. Todos expondrán, en monólogos, lo que han vivido en dicha década. Verdú explicó ayer que «no es una función de teatro al uso, convencional», ya que es un espectáculo concebido con cinco monólogos de sus cinco personajes que se van entrelazando. La música de los años 60 también está presente en la obra, así como vídeos documentales sobre aquel tiempo. La protagonista de Tetro y Amantes detalló que los cinco personajes, «aunque cada uno se dedique a una cosa y haya vivido momentos diferentes, tienen en común que están solos y ninguno ha conseguido los propósitos o sueños que en la vida se habían propuesto». Preguntada por el papel de Pou como director, la actriz aseguró que es «exhaustivo y perfeccionista», así como un hombre «inteligente y sabio, que escucha y atiende opiniones y proposiciones». «No te importa en absoluto tirarte a la piscina porque sabes que estás en buenas manos», dijo. Verdú argumentó que el director tenía muy claro que quería que las actrices fuesen de la misma generación «para que a la gente no le costara ningún trabajo creerse que han vivido en los mismos sitios y que les ha pasado lo mismo». Para ello también, tanto Verdú como Ariadna Gil y Emma Suárez, dedicaron meses a empaparse del momento histórico exacto en el que transcurre el montaje. Eso lleva a otro asunto, el de las sinergias que se establecen entre las tres. «Nos queremos y nos respetamos», reconoció ayer Verdú. Y es a partir de ese fino hilo de donde Pou comenzó a tirar para exprimir y sacar lo mejor de su excepcional equipo de protagonistas.

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