En medio de las funciones de El holandés errante, el Teatro de la Maestranza tiene preparados para esta semana dos de los recitales líricos más importantes de la temporada, los de Mariola Cantarero y Cecilia Bartoli. Esta noche, a las 20.30 horas, será la soprano granadina, acompañada por el pianista Giulip Zapa, quien ofrezca un concierto dedicado íntegramente a arias del bel canto.
De esta forma, Cantarero vuelve al Teatro de la Maestranza de Sevilla -en cuya Sala Manuel García ofreció uno de sus primeros conciertos cuando estaba empezando- convertida en reina indiscutible del bel canto, repertorio con el que triunfa en los escenarios de todo el mundo.
Mimada por el difícil público del Teatro Real, la soprano nació en el seno de una familia sin antecedentes en la música y con unos padres que se esforzaron por su formación artística, después de que una profesora detectara sus cualidades para el canto. Su manera de ver la vida -"por cantar ópera no tienes que ser un bicho raro"- hace que la soprano procure pasar las vacaciones de Navidad y Semana Santa en casa, a pesar de que su agenda tiene importantes compromisos hasta 2012.
"He dado el paso de ser una promesa a ser una realidad, y mi único miedo es decepcionar", afirma, conocedora de las grandes expectativas que hay puestas sobre ella, que a veces le pesan como "una losa".
Para el concierto en el Teatro de la Maestranza ha elaborado un programa con piezas de su habitual repertorio belcantista con arias de ópera y canciones de Rossini, Bellini y Donizetti, entre otros compositores, pero el que ha querido incluir también las Siete canciones populares de Falla y algunas de las más conocidas romanzas de Zarzuela, reservándonos, además, alguna sorpresa especial.
Su debut en el año 2001 en Génova como Adele en Le Comte Ory de Rossini le abrió las puertas de los principales teatros internacionales en los que interpreta, entre otros, títulos como Il Viaggio a Reims, Elisabetta regina d'Inghilterra y Tancredi de Rossini, I Puritani y La Sonnambula de Bellini, L'elisir d'Amore y Don Pasquale de Donizetti, Un ballo in maschera de Verdi, Ariadne auf Naxos de Strauss y Sly de Wolf-Ferrari.
A su trayectoria reciente en la que destacan la impresionante actuación con Juan Diego Flórez en I Puritani, sus conciertos junto al tenor norteamericano Rockwell Blake o la Gazza ladra de este último en Pesaro, -con una de las mayores ovaciones que se recuerdan en el templo del canto rossiniano- Mariola Cantarero añade una técnica asombrosa, agilidades deslumbrantes y una simpatía que trasciende los límites del escenario.
