Convencida de que "la literatura tiene que hacer visible las cosas ya visibles", que debe ser una lupa de la cotidianeidad, Marta Sanz ha decido, a sus 40 años, tomar su vida como material literario para su nuevo libro La lección de anatomía, una novela a contracorriente, con la que mira al mundo de frente.
"¿Por qué mi historia iba a ser menos importante que la de Madame Bovary?", se pregunta esta escritora que, con seis novelas a su espalda, finalista del premio Nadal, premio Ojo Crítico, catedrática de Literatura y con en el beneplácito de la crítica, decidió hace unos años darse una tregua y reflexionar acerca de su vida.
"Convencionalmente, cuando uno escribe una novela autobiográfica parece que tiene que ser muy anciano; sin embargo, yo he querido reivindicar un espacio para detenernos, pensar y tomar decisiones porque nos estamos dejando llevar por la vorágine diaria".
Y siguiendo este argumento, la escritora madrileña practica su propia autopsia, aunque a un cuerpo vivo, y sin caer en la complacencia ni con ella ni nadie que salga en el libro, repasa en primera persona toda su vida desde su nacimiento, su familia, en especial su madre; el colegio, los amigos, la maternidad, las relaciones de trabajo o las pasionales. Todo ello, para convertir estos hechos coloquiales y locales en universales.