-Condenar la impunidad franquista 35 años después de la muerte del dictador, ¿cree que tal vez se ha actuado algo tarde?
-Vamos tardísimo, sin duda. A estas alturas seguimos sin conocer no ya los verdugos, que ya poco vamos a conocer de ellos, sino siquiera los nombres de las personas que fueron represaliadas por el franquismo en Écija.
-¿Esta falta de datos a qué se debe? ¿Es la primera vez que se documentan esos crímenes?
-No se había investigado nunca y eso parecía indicar que no pasó nada y que el 18 de julio pasó por Écija como si nada. Pues no. Hubo más de 500 ecijanos que sufrieron represión de una u otra forma.
-¿Tiene ejemplos documentados de esta represión?
-Hay cientos de ejemplos, como las dos mujeres fusiladas tras ser delatadas porque en la fuente de Cañato una le dijo a la otra que había que salir al campo a poner banderas rojas. O la que fue multada porque, en el cine Cervantes, no gritó Viva España lo suficientemente fuerte...
-¿Ha recuperado usted testimonios de aquella época?
-Mi hermana y yo llevamos varios años tratando de que esa memoria reciente no se pierda nunca. Y tenemos testimonios orales que nos permiten decir, ahora mismo, que hubo en torno a 200 personas que fueron represaliadas físicamente aquí, en Écija.
-¿Qué quiere decir cuando habla exclusivamente de represión física?
-Que fueron fusilados. Y están perfectamente documentados, con sus nombres y apellidos.
-Pero, por lo que deja entrever, no se quedó ahí la cosa, ¿no?
-En absoluto. Tenga en cuenta que la represión fue total y estaba planificada para crear el terror en la población. Desde 1937 se empieza a juzgar a los vecinos. Y no sólo hubo fusilados. Por eso nosotras no nos queremos quedar sólo en la parte física.
-Quiere decir con esto que no sólo se dedicaban a matar...
-También hubo una represión económica, incautaciones y una justicia que hacía que los hijos de represaliados heredaran la culpa y "pagaran yerros pasados", como dice la Ley de Responsabilidad de febrero de 1939. Hemos documentado también más de 50 consejos de guerra y una treintena de juicios del Tribunal de Represión de la Masonería y el Comunismo.
-En suma, que se liquidaban los valores de estas personas en todos los aspectos.
-Y tanto. Se arruinaba a los vencidos y ni siquiera la muerte eximía del proceso judicial. Hubo dos hermanos ecijanos, los Romero Crespo, que fueron asesinados y posteriormente juzgados, como muchos otros vecinos. Y la familia heredó la culpa.