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Vuelta a casa a regañadientes

La entrega de llaves a las familias de la barriada rebautizada como Nuevo Amate se tiñó de quejas, que el alcalde soportó estoicamente. Lola no quería volver y Manuel lamenta la falta de información y un trato desigual.

el 25 sep 2013 / 14:00 h.

Los vecinos de Nuevo Amate reciben las llaves de sus casas. Foto: Manu R.R. Los vecinos de Nuevo Amate reciben las llaves de sus casas. Foto: Manu R.R. La vuelta a casa no ha sido dulce para los vecinos de Regiones Devastadas que tras cuatro años realojados recibieron ayer las llaves de sus nuevas viviendas, renombradas como Nuevo Amate. Como muestra, un botón: sólo 72 de los 220 vecinos han querido regresar, y algunos decían hacerlo a regañadientes porque no les dieron opción. Un reguero de quejas soportó estoicamente el alcalde, Juan Ignacio Zoido, en la entrega de llaves, ya que bastantes vecinos se pararon a afearle –sin alterar el acto– que no se sepa cuánto pagarán de comunidad; que los pisos se entreguen sin que funcione el ascensor –y hay siete plantas de altura–; o el rechazo municipal a que quienes no querían regresar sigan donde fueron realojados en 2010, cuando los bloques se demolieron para reconstruirlos. Costó 26,7 millones, pagados por Junta y Estado. El Consistorio lo niega y afirma que ha habido “libertad” para elegir. La afirmación contrasta con la cara de disgusto de Lola Doctor, realojada en Los Bermejales que no encuentra motivo para volver, pero tendrá que hacerlo pese a que le costará dinero. “Yo nací en Regiones Devastadas, no me había mudado en la vida y ahora parezco una turronera”, decía. Asegura que su piso “no era de los peores” y su comunidad estaba al día en los pagos, con lo que vivía contenta, y contenta siguió en Los Bermejales, manteniendo su cuota simbólica de alquiler –los vecinos pagan dos o tres euros– y una comunidad de unos 20 euros al mes, igual que en su antiguo piso. Ahora no sabe qué vecinos tendrá, pero sí que subirán la cuota de comunidad porque “hay más zonas comunes, y ascensores y más servicios”, y les repercutirán el IBI, que antes no pagaban. Doctor afirma que cuando fue realojada le dijeron que podría quedarse en el piso, por lo que montó la cocina con esa idea, compró muebles a medida de las habitaciones y puso aire acondicionado. Ahora deberá repetir el gasto. Sabe además de que otros vecinos sí han podido quedarse en los pisos de realojo, sin entender por qué a ella no la han dejado. El propio alcalde había intentado curarse en salud por la subida de precios en su saludo, recordando a los inquilinos que el esfuerzo de las administraciones ha sido mucho y ahora les toca asumir la “responsabilidad” correspondiente. Pero eludió concretar a cuánto ascenderá esa responsabilidad argumentando que los precios se están ajustando aún. No sólo hay quejas económicas: Manuel Vela dice que todo han sido problemas desde el principio. Dice que lo mandaron a una zona “llena de prostitutas” y cuando pidió cambiar nadie lo escuchó, pero a otros vecinos sí. “Depende de la empatía”, ironiza. Recuerda que lo realojaron un viernes sin que hubiera luz en su nueva casa, y por más que avisó de que era diabético se vio sin luz el fin de semana. “Me tuve que ir a un hotel, gasté 360 euros que no me han devuelto aunque lo he reclamado”. Ahora teme que con las prisas pase algo similar, porque de momento luz no hay. Tampoco tendrá demasiado tiempo para montar la cocina y amueblar, porque las mudanzas empiezan en octubre y hasta ayer tarde nadie había podido entrar en los pisos para medirlos. Con su hija de dos años y medio sentada en el regazo, Manuel lamenta que la sensación con la que vuelve no sea “de ilusión, sino más bien de incertidumbre” por tanta sorpresa. Por ejemplo, se han contratado seguros y a una administradora para los bloques sin consultar a los vecinos, “y tengo que pagarlo yo sin que me hayan informado”, se queja. Preguntó por el asunto en junio, por escrito, y dos meses después sigue sin respuesta. El Ayuntamiento replicó ayer que “todas las decisiones se hablarán” con los vecinos, incluso las ya adoptadas.

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