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Más de 8.000 personas en la primera cabalgata del Orgullo Gay de Sevilla

Más de 8.000 personas asistentes a la primera cabalgata gay de la ciudad, que tras recorrer la Avenida de la Constitución camino a encontrarse en el Paseo Colón con las 12 carrozas que partieron desde el Charco de la Pava.
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el 16 sep 2009 / 04:54 h.

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(Vídeos: Manuel J. Fernández)

Texto: Rocío Velis

El calor no impidió que ayer Sevilla se vistiera de multicolor, desbordando todas las previsiones. Más de 8.000 personas participaron en la primera cabalgata del Orgullo Gay que se celebra en la ciudad. Una manifestación precedió al desfile de 13 carrozas, que acabó en la Feria, donde la fiesta siguió con varios conciertos.

Con el I want to be free de Queen de fondo, las 13 carrozas que componían el desfile del Orgullo Gay se encontraban ante el Palacio de San Telmo con los miles de manifestantes que una hora antes habían salido de la Plaza Nueva ondeando la bandera del arco iris y al ritmo de tambores y sambas, bajo la atenta mirada de curiosos y turistas que inmortalizaron con sus cámaras la primera cabalgata de la ciudad.

La fiesta empezó a las 18.30 horas ante el Ayuntamiento, donde ondeaba la bandera representativa del colectivo. Minutos después, la comitiva salía del Consistorio encabezada por el alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, que no se dejó ver más que el tiempo suficiente para posar ante la prensa. Junto a él, el primer teniente de alcalde, Antonio Rodrigo Torrijos, que se alegraba de que sus "amigos y amigas se puedan expresar libremente". Al otro lado del primer edil, el secretario de Movimientos Sociales del PSOE, Pedro Zerolo, que lamentó que la asociación Colega "coincida" con el PP al no respaldar la reivindicativa cabalgata del movimiento de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales.

La cabecera emprendió su marcha Educando en la diversidad inundando la avenida de la Constitución entre bailes y cánticos contra los populares, sin que casi ninguno se diera cuenta de la apurada novia que en ese momento hacia su entrada en la Catedral.

Afortunadamente fue puntual, porque de haber llegado un minuto más tarde su marido se hubiera quedado plantado en el altar. "Lo único que le preocupaba es que no le cortaran la entrada", decía una amiga de la novia, una secretaria que ayer se casaba con un biólogo italiano. Unos metros más adelante, y más entregados a la causa, estaban los mineros de Boliden, que recibieron un fuerte aplauso de la multitud en señal de apoyo a sus protestas, que ellos le devolvieron con más palmas.

Así, entre palmas, bailes, pitos y mucha alegría la marea humana, a lo que dejaban de sumarse gente, llegó hasta la Puerta de Jerez, donde los pitos de los camiones avisaban de que las carrozas, que habían salido del Charco de la Pava, ya estaban allí. "Esto es una cuestión de respeto", decía Luis, mientras su esposa, Luisa, precisaba que "igual este año de crisis no era el mejor para hacer esto". "¿Y a los que no les gustan la Semana Santa, qué?", le replicó Luis, que se lo pasó "pipa" fotografiando a las drag queens. "Queda mucho por luchar" asegura una de ellas, Canija Power, que junto con Bianca y Rosa Rosada no paraban de posar para todo aquel que se lo pedía.

Mientras, la multitud se iba subiendo a las carrozas que esperaban el toque para salir entre el Paseo de las Delicias y el puente de San Telmo. Una tras otras las carrozas se fueron llenando y la protesta dio paso a la diversión. Pelucas, modelos imposibles y algún que otro polémico tanga se movían al ritmo de la música que no dejó de sonar. Abajo, miles de personas acompañaban el desfile al ritmo que marcaba cada carroza. Es el caso de Ricardo, que ha venido desde Madrid porque este año no podrá participar en el desfile de la capital y tenía "clarísimo" que no se lo iba a perder.

Tan claro no parecían tenerlo sus paisanos que, pese a tener una cabalgata en su ciudad nunca habían salido a verla. "Es la primera vez que vemos un desfile de este tipo, pero nos hemos enterado y hemos venido", decía Jesús, mientras su esposa no dejaba de hacer fotos.

La cabalgata arrancaba y tras de sí iba dejando un rastro de confeti y plumas, que los empleados de Lipasam se afanaban en retirar tras su paso, que era seguido por miles de personas, entre ellos muchos sevillanos, incluso con niños pequeños, que no quisieron perderse la fiesta, aunque también los había que ni querían mirar.

Pero pese a todo, la fiesta seguía al margen de lo que muchos pudieran pensar. Como Manuel, un joven de 25 años, que estaba dispuesto a disfrutar con sus amigos y con su novio Jose, que había venido desde Murcia unos días antes para celebrar el Día del Orgullo Gay juntos. "Y no voy a Barcelona porque el trabajo me lo impide", asegura Manuel, a quien las críticas no le iban a amagar el día, "porque cuando vino Carlinhos Brown nadie protestó", recordaba su novio.

Antes de lo previsto, las carrozas llegaban al solar de la Feria, donde a medianoche el broche lo pondría Alaska y el grupo Nancys Rubias, después de la lectura de un manifiesto cuyo eje fue "la educación para lograr la igualdad", recordaba Mar Cambrollé, presidenta de la Asociación de Transexuales de Andalucía (ATA).

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