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Más estrenos que un Domingo de Ramos

el 05 ene 2013 / 22:37 h.

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A falta de superestrellas infantiles como Dora la exploradora o Bob Esponja -las productoras reclamaban derechos de autor-, las carrozas con más éxito este año entre los más pequeños fueron las del coche de Fernando Alonso, eso sí, porque más de uno la confundía con la de Cars, y, curiosamente, la de la Policía Local, especialmente durante la parte del recorrido en que se encendieron las luces led de dos semáforos con ojos que resultaron ser los personajes más campechanos del cortejo. Al Ratoncito Pérez alguno lo confundió con Mickey Mouse -el imperio Disney domina el imaginario infantil- y en la carroza de Narnia hubo quien veía la del Rey León, por aquello de que ambos relatos están protagonizados por el rey de la selva.

Frente a ellas, desconcertó mucho la carroza de Lipasam. "¿Pero eso qué es?" era uno de los comentarios más oídos a su paso, aunque en el momento en que Miguelita -la barredora- empezaba a lanzar pelotas de gomas y bolsitas de gominolas, daba igual lo que diantres quisiera representar la carroza, quizás una especie de velado homenaje a la época gloriosa de la escultura cubista (!). A los más pequeños les llamaba mucho la atención, por la cantidad de muñecos, El bosque animado y el Fondo del mar, aunque los niños necesiten ponerle nombre a todo. "¿Cómo se llama el pulpo?", preguntó un pequeño a sus madre. Y la verdad es que el pobre animalito, tan visible él, con esa sonrisa tan generosa y su sonrosadito y lozano color, estaba pidiendo el bautizo a gritos. A ver si para el año que viene es posible.

Se ha dicho que la Cabalgata de este año era especialmente clásica por sus recurso a los cuentos del pasado. Pero la verdad es que Hansel y Gretel, La vuelta al mundo en 80 días, Cenicienta o Charlie y la fábrica de chocolate quedaron un poco ensombrecidos por otras como la de la payasa Yupita y el mundo de la patata, de denominación de origen cien por cien sevillana. De rutilante color rosa chicle, muchos fueron los que se preguntaron a su paso qué es eso del mundo de la patata y, lo que no es menor misterio, cómo alguien puede vivir en un tubérculo.

Disquisiciones al margen, esto no es como en Semana Santa, donde la esquirla recién hecha de un guardabrisa trasero puede ser motivo de contubernio. Aquí pasan carrozas nuevas y la gente ni se da por enterada. Las tres de los pajes de los Reyes eran de estreno, y aunque no pasarán a la historia ilustrada de las cabalgatas del 5 de enero, sus Majestades se merecían este agasajo en forma de séquito anunciador. Tiempo habrá de darles un poquito de salero a esta triple plantación de torrecitas amohades de colores.

La de los Mayas sí que no pasó de puntillas, especialmente por el sombrerito indudablemente maya que se les había encasquetado a sus menudos moradores. Por eso y porque nadie se imagina a este civilización lanzando gominolas, en todo caso chocolate con miel de la abeja Maya. Pero todo es echarle imaginación. Como hizo el Mago de la Fantasía creyéndose Melchor, Gaspar y Baltasar, tal era la fuerza con la que lanzaba a manos llenas los caramelos. Todavía quedan algunos volando.

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