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Máscara

Ha muerto un hombre sin rostro. Si no fuera porque su genio convirtió en ritmo su espíritu podríamos decir que la vida de Maichel Jackson ha sido una carrera contra su identidad, contra su historia, contra algún demonio...

el 16 sep 2009 / 04:53 h.

Ha muerto un hombre sin rostro. Si no fuera porque su genio convirtió en ritmo su espíritu podríamos decir que la vida de Maichel Jackson ha sido una carrera contra su identidad, contra su historia, contra algún demonio que se le coló dentro cuando todos creíamos que sólo era un hermoso pequeño, cantor, con rizos y expresiones todavía naturales. Ante la muerte del rey del pop, se ha ganado el puesto, prevalecen las luces sobre las sombras que tantos titulares alimentaron, pero la historia es una vez más la de la muñeca rota, en la que pese al éxito y la fama se intuye la infelicidad. Sólo que él hizo su deterioro público. Fuimos viendo en su cara el reflejo de un alma caótica y autodestructiva que, pese a la aparente sorpresa reflejada en los medios, hacía previsible una muerte prematura. Lo que Jackson quería cambiar por fuera estaba arraigado en su interior y acabó produciendo el extraño fenómeno, frágil y surrealista de los últimos años,

Nos queda su obra, como ocurre siempre con los artistas, ésta va más allá del autor. Su música, pero también sus imágenes cantando y bailando que han cambiado la historia y la estética del pop rock, incluso la de Internet donde ha batido otro record con su muerte. Y esto es así sea cual sea el resultado de los análisis que realizan los forenses. Es el Thriller final, su última película.

Así las cosas, no dejo de pensar si de haber llegado a tiempo Maichel hubiera intentado aplicarse la técnica de transplante de rostro, ya que nada le paró intentando parecer otro. El nuevo avance médico, del que Andalucía vuelve a estar en cabeza tras ser autorizado como centro de referencia el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, viene para solucionar graves lesiones en la cara, a recomponer músculos destrozados por accidentes o enfermedades y ayudar así al paciente a relacionarse, a tener vida. Pero temo que nunca hubiera valido para Jackson porque, como se sabe, el órgano trasplantado se adapta al receptor y el problema, ya lo sabemos, él lo llevaba dentro.

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