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Masiva afluencia a la feria de Los Palacios y Villafranca

Recta final de una feria que cae por primera vez en septiembre.

el 03 sep 2010 / 17:34 h.

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Dos jóvenes en la feria.

La feria de Los Palacios y Villafranca, que se desvinculó hace casi una década de las fiestas patronales agosteñas, se celebra este año, por primera vez, completamente en septiembre. Con ciertas reservas por la crisis, es de las pocas de la provincia que lo conserva casi todo: portada, alumbrado, duración y un gran número de incondicionales que no saldrían del real en una semana.

La impresionante portada, con unas dimensiones de 25 metros de ancho por 15 de altura, sigue sirviendo este año para lo de siempre: para quedar con los amigos. Con los que van al real, porque otros muchos, como suele suceder, se dejan tentar por la escapada del todo incluido, que incluso en esta edición ha arrastrado a miles de palaciegos, tan incondicionales de desaparecer durante la semana de feria como los que vivirían noche y día al amparo de su caseta.

Pero a los feriantes de pura cepa no les va a arruinar su fiesta la dichosa crisis. Se les nota en la mirada, en los andares, en los trajes, en la copita en la mano, en los platitos de gambas y en la nula prisa por volver a casa. Hay feriantes de comer muy bien, o de montar espléndidas jacas, o de quedarse afónicos en la bulla perpetua de su ambientillo. Pero ninguno cambiaría su feria por nada del mundo. Lo cierto es que desde el pasado miércoles del pescaíto las temperaturas no han dado una tregua, como si fuera agosto, pero en las casetas, incluso bajo el sol achicharrante del mediodía, están los que tienen que estar. Basta y sobra con los aspersores de agua por las calles.

El Ayuntamiento de Los Palacios y Villafranca no ha escatimado demasiado en la celebración: sólo ha restado actuaciones artísticas estelares y ha suprimido los fuegos artificiales de la clausura. En cambio, ha promovido un sabor castizo con el concierto del palaciego Manuel Orta previsto para esta noche en la caseta municipal y el del viernes de la semana pasada –de preferia– del resucitado No me pises que llevo chanclas, que llevó a miles de nostálgicos a entonar otra vez, como hace 20 años, el bolillón-bolillón y el contrabando de sandías y melones.

El alcalde, Antonio Maestre (PSOE), defendió la celebración de la fiesta como “seña de identidad y lugar de encuentro, en el que compartimos esperanzas, sueños y contribuye a animarnos para afrontar con más confianza el nuevo curso”.

La caseta municipal acogió anoche el espectáculo Suspiros de copla, con las voces de Jonás Campos, Maite Moreno y Miriam Domínguez, tres de los concursantes destacados en el célebre programa de Canal Sur. Esta noche se entregarán los premios del concurso de exorno de casetas y del de paseo de caballos y enganches. Particularmente, algunas casetas han puesto su granito de gracia y diversión, como la de Si lo sé no vengo con sus bautizos en una perola a los nuevos socios; la de Los cangrejeros con su concurso de bebedores de cerveza; o la de Viva el vino y las mujeres, con uno de la cucaña.

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