Local

Masivo rechazo a ETA en un profundo clima de unidad y emoción en Bilbao

Miles de ciudadanos, alrededor de 25.000, tomaron ayer parte en Bilbao en la manifestación de repulsa por el asesinato de Antonio Puelles en un clima de unidad y emoción. Una advertencia resonó en el Ayuntamiento: "Se acabó la impunidad, se acabó la arrogancia de quienes utilizan el argumento del amparo velado de la capucha". Hablaba Patxi López.

el 16 sep 2009 / 04:34 h.

TAGS:

Miles de ciudadanos, alrededor de 25.000, tomaron ayer parte en Bilbao en la manifestación de repulsa por el asesinato de Antonio Puelles en un clima de unidad y emoción. Una advertencia resonó en el Ayuntamiento: "Se acabó la impunidad, se acabó la arrogancia de quienes utilizan el argumento del amparo velado de la capucha". Hablaba Patxi López.

La marcha estuvo encabezada por una pancarta con el lema Por la libertad-Askatasuna, ETA No portada por los hermanos del policía asesinado y otros familiares de víctimas y tras la que marchaban también los dos hijos de Puelles, Rubén y Asier. Junto a ellos, Íñigo (hijo del empresario Inaxio Uria), Carmen Hernández (viuda del edil del PP Jesús María Pedrosa), Marian Romero (viuda del ex edil socialista Isaías Carrasco) o Marian Ziarrusta (viuda del empresario Joxe María Korta).

Desde que partió a las 18 horas de la plaza del Sagrado Corazón, hasta que concluyó, exactamente una hora y dos kilómetros después ante la escalinata del Ayuntamiento de Bilbao, la manifestación fue recibiendo un aplauso ininterrumpido por parte de los miles de ciudadanos que esperaban su paso agolpados en las aceras y que posteriormente se sumaban a la marcha. El aplauso se convirtió en ovación cerrada cuando los familiares de las víctimas que llevaban la pancarta llegaron a la escalinata del ayuntamiento, lo que ellos respondieron también con un aplauso de agradecimiento a los asistentes a la manifestación.

Los políticos dejaron en esta ocasión el protagonismo a las víctimas y ocuparon una segunda línea de la manifestación. Junto al lehendakari, Patxi López, y gran parte de su gabinete, asistieron la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega; el presidente del Senado, Javier Rojo; la presidenta del Parlamento vasco, Arantza Quiroga y el delegado del Gobierno en el País Vasco, Mikel Cabieces. Tomaron parte también los tres Diputados Generales y los máximos responsables del PNV, Iñigo Urkullu; del PP del País Vasco, Antonio Basagoiti; de Ezker Batua, Mikel Arana; junto a otros dirigentes políticos como Rafael Larreina (EA) y Aintzane Ezenarro (Aralar).

Cuando la marcha llegó al Ayuntamiento, el hijo pequeño de Eduardo Puelles se fundió en un abrazo con su madre, que aguardaba la llegada de la manifestación en la escalinata de la casa consistorial abrazada a la bandera española que cubría el féretro.

Para cerrar el acto, el lehendakari se dirigió a los congregados, que abarrotaban la explanada frente al ayuntamiento, y advirtió a los terroristas de que "se acabó la impunidad, se acabó la arrogancia de quienes utilizan el argumento del amparo velado de la capucha". López comenzó con un poema en euskera, escrito por él mismo, en el que pidió que se junten las voces "para decir todos a una, ETA no".

Finalmente fue la viuda de Puelles, Francisca Hernández la que se dirigió a los asesinos de su marido para advertirles de que "lo único que han conseguido es dejar dos huérfanos y una viuda, no van a conseguir nada más porque gracias a Dios hay mucha gente como mi marido y no van a poder con ellos, cada día van a salir más y más". La viuda agradeció a los manifestantes su presencia y dijo a quienes perpetraron el atentado contra su marido que no van a poder ni con ella, ni con su familia, ni con toda la gente que les quiere. "No me van a ver llorar, no les voy a dar ese gusto", dijo.

Por la mañana tuvo lugar el funeral, muy emotivo y masivo, donde se despidió al inspector de policía Eduardo Antonio Puelles, en el que el obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, pidió "un no rotundo e inequívoco al terrorismo, con la cabeza y el corazón, en la conciencia y en la calle". Blázquez dirigió la ceremonia en una abarrotada iglesia de San José, en el centro de Bilbao, con la presencia de los Príncipes de Asturias, la viuda y los dos hijos de Puelles, a los que el prelado manifestó su condolencia y "la solidaridad de todos". "No estáis solos", subrayó.

La emoción contenida presidió el funeral, en el que los abrazos de condolencia unieron a la familia, los Príncipes de Asturias y los cientos de presentes en la iglesia de San José (Bilbao), repleta.

La celebración comenzó puntual a la una, cuando entró en la iglesia una agente de la Policía Nacional que portaba en una bandeja de plata la gorra del agente asesinado y la bandera española que cubrió el féretro mientras estuvo expuesto en la capilla ardiente.

Tras la agente, entraron los restos mortales en hombros de ocho agentes, dos de cada cuerpo policial: Policía Nacional, Guardia Civil, Ertzaintza y Policía Municipal de Bilbao. Detrás iba la viuda Francisca y sus hijos Rubén y Asier, además de la madre y hermanos del inspector. Precisamente, Josu Puelles, uno de los hermanos, dijo ayer que "para nosotros mi hermano es un héroe y no una víctima, y como tal ha muerto; es un gudari nagusia (gran soldado)".

Una de las novedades con el cambio de gobierno es que la televisión pública vasca, ETB, emitió ayer en directo la manifestación convocada en Bilbao por el Ejecutivo vasco en repulsa por el atentado contra el inspector de policía Eduardo Puelles, con un lazo negro en la pantalla.

  • 1