Un joven de 22 años, de nombre Manuel, fue encontrado ayer muerto en el salón de su casa de la calle Granado de Torreblanca con un impacto de arma de fuego en el abdomen. Sus padres lo echaron en falta a la hora de almorzar y, al no poder abrir la casa, cerrada por dentro, pidieron a un conocido que se colase por una ventana para ver qué ocurría. Al entrar en la vivienda encontró a Manuel tendido boca abajo en el sofá, con un disparo en un costado, aunque en la habitación no se veía ningún arma.
La Policía Nacional investiga este oscuro suceso que ayer tenía en vilo a los vecinos de una de las zonas más degradadas de la ciudad. La calle Granado, que es paralela a la conflictiva plaza del Platanero, habitual foco de venta de drogas, estaba ayer atestada de gente, reunida a las puertas de sus casas entre coches y furgonetas desvencijados y piscinas de plástico en las que bañaban a los niños. Los vecinos se extrañaban de la muerte de Manuel. "Ese chiquillo no se metía en nada, iba todos los días a trabajar con su madre a una frutería de la calle Pino", decía una vecina, remarcando que el negocio familiar está fuera de la frontera que encierra las calles más negras del barrio de Torreblanca.
Muchos incluso se molestaban en insistir en que el mote de Manuel, al que conocían como El Navaja, "no tiene nada que ver con nada de armas". "Nadie sabe qué le ha podido pasar", decían varias vecinas, extrañadas además de que no se hubiera escuchado el tiro que acabó con la vida del joven. "Porque aquí cuando se escucha un disparo se sabe que es un disparo", insistían.
Los padres y el hermano menor de Manuel declararon ayer ante la Policía, al igual que el joven al que los padres le pidieron que asaltara la vivienda, apodado El Zanahoria. Lo hicieron porque en esa zona los vecinos taponan por dentro sus ventanas con muebles para dificultar que nadie entre en sus casas por la fuerza, explican. Cuando supieron lo ocurrido alertaron al 061, que a su vez avisó a la Policía a las 15.08 horas. Pero cuando los médicos llegaron, ya sólo pudieron certificar la muerte del chaval.
El grupo de Homicidios se ha hecho cargo de la investigación y la Policía Científica estuvo ayer varias horas analizando la vivienda y rastreando la entrada de la casa, en el número 17 de la calle Granado -la zona conocida como las casitas bajas-, donde Manuel había vivido desde que era pequeño. Era el mediano de varios hermanos y hermanas.
Al llegar a la casa la Policía se encontró con gran número de familiares y vecinos del fallecido, todavía muy alterados. Según los vecinos, los agentes llegaron a realizar una carga para abrirse paso y entrar en la vivienda, que tras ser analizada dejaron cerrada con llave y precintada.
La Policía confirmó ayer la muerte del joven y su edad, pero no quiso informar sobre las hipótesis que se barajan como posibles móviles de este suceso.
