Desde muy temprano los jóvenes magallánicos se han topado con el glamour bonaerense de la calle Florida, por donde han desembocado en la Plaza de Mayo descubriendo el por qué del nombre de la Casa Rosada. Más tarde, comida en la costanera ante el deslumbrante Río de la Plata, escenario que fue del patético desengaño de Magallanes, para rematar con un encuentro ante las autoridades del Ministerio de Educación argentino.
Y mañana, dejamos la ciudad camino de la Patagonia, justo en el momento en que las megaurbes como Buenos Aires se vuelven lugares trampa. Mientras tanto, para oxigenar los ánimos, una deliciosa excursión por el Delta del Tigre, fabuloso enjambre de canales y exuberante vegetación en que se convierte el río Paraná para dejar ser río y transformarse en el gran estuario del Plata.