Cultura

«Me obsesiona la idea de que el cerebro pueda estropearse hasta matar»

Sevillana afincada desde hace muchos años en Granada, Clara Peñalver ha ido abriéndose camino en el género del thriller en español con su personaje Ada Levy.

el 22 sep 2014 / 11:30 h.

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La escritora Clara Peñalver. La escritora Clara Peñalver.

Cuenta Clara Peñalver, sevillana de 1983, que de la capital hispalense en la que pasó sus primeros dos años de vida conserva «dos sobrinos maravillosos y algunos recuerdos». A esta ciudad regresó recientemente para promocionar su última novela, El juego de los cementerios (Debolsillo), un nuevo thriller de la autora de Cómo matar a una ninfa protagonizado una vez más por el personaje de Ada Levy, recién titulada como detective.

«Mi intención ha sido que puedan disfrutarlo también quienes no leyeron la primera entrega, y sé que los libreros la están recomendando así», comenta la autora, quien cree que su protagonista «está en pleno proceso de maduración. En la primera novela le faltaba un hervor, ahora está a punto de darse cuenta de que va camino de convertirse en una persona adulta», comenta.

No tendrá otro remedio, pues se enfrentará a un inquietante caso de tumbas idénticas halladas en distintos puntos del país, todas son de granito verde con ramitos de margaritas en las esquinas y una misteriosa inscripción. El hallazgo está relacionado con un caso de desaparición de niños tiempo atrás, detrás del cual parece haber un asesino en serie.

«Si algo me obsesiona como escritora, es preguntarme hasta qué punto el cerebro humano puede estropearse hasta el punto de matar. La base me la dio la idea de la locura relacionada con el arte. Pero me interesaba dejar clara la diferencia entre psicópata y sociópata», apunta. ¿Y cuál es esa diferencia? «Lo comparo con alguien que come chocolate compulsivamente y se arrepiente, oculta las pruebas; y el que come de onza en onza saboreando lo que tiene en el paladar, y tiene en cuenta cada gramo que va a engordar con ello. Ése es el psicópata».

Por otro lado, cabe preguntarse si la autora encuentra alguna ayuda en el hecho de ser licenciada en biología. «Algo me condiciona. Por ejemplo, cuando vas a documentarte en alguna fuente histórica, tiendes a justificarlo y tratar de hacerlo todo un poco más cercano. En el lenguaje intento no dar rodeos, si puedo explicar algo bien, lo hago. Y no puedo evitar poner cosas como el análisis de ADN mitocondrial», agrega Peñalver.

Sobre su sistema de trabajo, la sevillana afirma que «los escollos siempre vienen, pero empiezo teniendo una idea en la cabeza, luego pienso un título, y me pongo a escribir. Ahí llega el momento de pánico, que por suerte luego se pasa. Escribo de forma compulsiva, y cuando termino suelo tener otro momento de bloqueo. Suelo trabajar así, de seguido, y no es raro que me enfade con los personajes, sueñe con ellos...».

Lo que no hace nunca Peñalver es pensar en su perfil de lector ideal. Sus novelas están catalogadas como adultas, pero se sabe que atraen fuertemente a los lectores juveniles. Lo que sí hace es diseñar muy bien a sus personajes, «los confecciono por colores, y termino componiendo una especie de mapa mental con ellos. A nivel emocional los engancho también con la música. Ada, por ejemplo, siempre me acompaña con jazz. Y antes de trabajar, siempre tengo mis cinco minutos de la banda sonora de Amelie. ¿Y el asesino? No sé, lo miro desde lejos, no he querido meterme en su cabeza», confiesa.

La pregunta inevitable, antes de terminar, es si la serie de Ada tendrá continuidad. «Ojalá sea muy larga. La semana que viene me la tomaré de vacaciones, y en dos semanas empiezo una nueva entrega. Tengo ya la idea de trabajar sobre un caso real, muy disparatado, pero no la cuento porque si alguien me la pilla me dará mucho coraje», concluye.

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