Economía

"Me siento engañada. No confío en la banca"

La profesora universitaria María José Ruiz paga el doble de cuota hipotecaria por el swap. Si cancela, 19.000 euros a tocateja. De pecar de inocente a pasar a la acción

el 25 abr 2010 / 20:25 h.

"Me siento estafada, engañada. Desconfío de cualquier papel de un banco que me pongan por delante. Antes de echar una firma, se lo envío al abogado. Quienes se vieron perjudicados por Lehman Brothers eran inversores y, por tanto, sabían lo que hacían. En cambio, mi marido y yo sólo queríamos una hipoteca y la caja de ahorros nos ofreció un seguro que nos cubría frente a las subidas del Euríbor. Yo sí sé lo que es un seguro, como el de la casa o del coche, pero aquél en vez de seguridad nos ha deparado pérdidas económicas y de tiempo y, ya en lo personal, quedé afectada psicológicamente. Después descubrí que había más y que no estábamos solos".

María José Ruiz, profesora de la Universidad de Sevilla, es una de las miles de personas que en España se consideran estafadas por la suscripción de swaps vinculados a los créditos. Jura y perjura que, de haber tenido la información suficiente sobre qué tipo de producto financiero era, no lo hubiera contratado. Ella y su marido, relata, se dejaron llevar por las recomendaciones del director de sucursal de una caja de ahorros, para más inri amigo, que, a la postre, ha demostrado, según su versión, "que no tenía ni idea" de aquello que estaba ofreciendo.

Un extenso relato de qué pasó media hora antes de firmar su hipoteca en notaría se incluye en el documento de reclamación dirigido al servicio de atención al cliente de la entidad, y que ésta ni respondió, y posteriormente al servicio de reclamaciones del Banco de España. En concreto, el director de la sucursal les ofreció lo que llamó una especie de seguro que cubría el riesgo de incremento del Euríbor, denominado contrato de cobertura de tipos de interés y que, según les dijo, "era cojonudo porque una subida de los tipos os va a crujir". ¿Coste de cancelación? Unos 3.000 o 4.000 euros, les indicó, siempre según la versión de los afectados.

Corría un 24 de abril de 2008, se firman esa hipoteca (360.000 euros) y el pretendido seguro sin más explicaciones sobre éste ni copia alguna. He aquí que llega mediados de enero de 2009, con el Euríbor en caída libre, y marido y mujer se dirigen a su cajero para que les calculara el peaje (o penalización) por cancelar el citado contrato de cobertura de tipos. Perplejidad: 19.000 euros, nada más y nada menos, pues el cálculo se hacía sobre, dice el escrito de reclamación, una compleja fórmula con estimaciones de a cuánto estará el Euríbor en 2013, fecha en la que termina su vigencia.

A partir de entonces, agrega María José Ruiz, es cuando "nos asesoramos y descubrimos que no firmamos un seguro, sino un swap, un derivado financiero especulativo, de alto riesgo, que requiere un asesoramiento que la caja no nos dio y que nos fue impuesto por la premura de la rúbrica de la hipoteca".

El supervisor responde. El Banco de España, en su respuesta al matrimonio sevillano, da una de cal y otra de arena. Así, aunque dice no apreciar quebrantamiento de la norma de transparencia ni de las buenas prácticas bancarias por parte de la caja de ahorros, al reflejar el contrato las características principales de la operación y unas variables definidas del coste de cancelación, estima que los clientes no contaban con toda la información previa necesaria, y, argumenta, queda demostrado al no aparecer documento de cobertura alguno en la oferta vinculante del préstamo hipotecario suscrito a la vez.

¿Y ahora qué? El supervisor sólo emite una opinión, que no es vinculante. El camino, los tribunales, a los que han acudido la profesora y su marido, y "tendremos que seguir pagando ese exceso". Su cuota hipotecaria es de 1.000 euros mensuales. Si se aplicara el Euríbor actual, sólo tendrían que abonar la mitad, ya que al fin y al cabo el préstamo es a interés variable, pero la otra mitad corresponde al interés fijo asociado al swap.

De seguir el indicador hipotecario en niveles similares a los actuales, el matrimonio cifra en unos 50.000 euros el dinero adicional que, hasta el año 2013, se embolsará la entidad, una cantidad que, sostiene, les está quitando el sueño, "es inasumible". "Simplemente me fié de un comercial de una caja que no sabía lo que vendía. Los afectados tenemos un perfil doméstico, trabajadores, como yo que soy funcionaria, no de inversores".

Hasta principios de 2009, los temas financieros eran unos auténticos desconocidos para esta profesora universitaria. A raíz de este "engaño", informarse se ha convertido en una obsesión. "Al principio me sentía sola, casi impotente. Después descubrí que había miles de afectados, se organizaban foros en internet, surgían plataformas en defensa de los perjudicados, salían las primeras sentencias contra bancos. Pequé de inocente, ahora estoy en plan reivindicativa".

Su demanda contra la caja ya está interpuesta. "Hay gente que ni sabe que tiene este problema. Hay que pasar a la acción".

Cancelación. El swap no suele ofrecerse por todo el periodo de vigencia de una hipoteca, sino para una serie de años. La fórmula para calcular el coste de cancelación tiene en cuenta las previsiones de la evolución futura de los tipos. Es complicada y puede que no aparezca en el contrato.

Test Mifid. Para contratar un swap, la entidad ha de someter al cliente al denominado test Mifid, un conjunto de preguntas obligatorias para hacerle constar el riesgo que entraña el producto y evitar que se coloque a cualquier particular. María José Ruiz asegura que no se lo hicieron. "Si me hubieran hecho tantas preguntas, hubiera desconfiado".

Documentación. Al tratarse de un producto que altera las condiciones pactadas en la hipoteca, el contrato del swap debería estar incluido en la oferta vinculante del préstamo hipotecario ofrecido por la entidad, como aconseja el propio Banco de España. En el caso de la sevillana María José Ruiz, no fue así.

Entidades. La nómina de entidades financieras que han ofrecido los swaps a los hipotecados y que están recibiendo sentencias en contra es amplia. En algunos casos, los fallos se están recurriendo. En otros, se han apresurado a pactar con el cliente la cancelación del contrato.

Consejos. Tras la amarga experiencia, María José Ruiz, al igual que las organizaciones de consumidores, aconseja no firmar ningún tipo de producto asociado a una hipoteca sin antes analizarlo detenidamente. Es más, si es necesario, es preferible aplazar la firma de la hipoteca en la notaría para poner cualquier contrato en manos de un experto.

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