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'Me voy a Disneyland'

La calderilla del bolsillo te puede cambiar la vida. Que se lo pregunten al ex encargado del supermercado Albi Sur, de Los Remedios. Miguel R.M. fue el único acertante de la Bonoloto, con dos millones de euros. Lo primero que va a hacer con tanto dinero: "Me voy a Disneyland con mis hijos".

el 14 sep 2009 / 21:07 h.

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La calderilla del bolsillo te puede cambiar la vida. Que se lo pregunten al ex encargado del supermercado Albi Sur, de Los Remedios. Miguel R.M. fue el único acertante de la Bonoloto, con dos millones de euros. Lo primero que va a hacer con tanto dinero: "Me voy a Disneyland con mis hijos".

Para trabajar, nada mejor que un café por la mañana que te despierte y recargue las pilas. Esto mismo hizo la semana pasada, como de costumbre, Miguel R.M. antes de empezar su jornada laboral en el supermercado Albi Sur, en Los Remedios. Dos amigos porteros de edificios cercanos a la tienda de comestibles lo acompañaban.

"Casualidades de la vida, fueron a hechar la Bonoloto, pero yo les dije que no llevaba nada. Entonces me metí la mano en el bolsillo y...tenía un euro y medio (ja, ja). Lo justo. Perfecto", recordaba ayer Miguel, todavía sin poder creérselo. Los números millonarios que tardarán en olvidársele fueron: 3-4-12-17-25-39, complementario el 26 y reintegro el 8. Al día siguiente vio, mientras su cara se tornaba blanca por momentos, cómo su boleto coincidía con lo que aparecía en el periódico.

Miguel R.M. nació en la localidad sevillana de La Puebla del Río, donde vive. Lleva 28 años trabajando en el supermercado Albi Sur. El documento de identidad confirma que tiene 44. De manera que, haciendo cálculos, empezó a trabajar como repartidor cuando tenía 16 abriles. No es un negocio familiar, pero no dista mucho, ya que el carnicero es su hermano y el frutero su sobrino. "La verdad es que se lo merecía. En el barrio todo el mundo lo quiere y este año lo ha pasado regular, por no decir chungo", aseveraba Quique, un compañero de trabajo.

Miguel se define como una persona alegre que afronta las vicisitudes de la vida con buen ánimo: "Soy un bromista. No puedo vivir sin la broma, sin la sonrisa en la cara. En una conversación lo mismo te hago el gato que el payaso". Tanta es "la guasa que tiene", como afirma Quique, que un día simuló un atraco en la puerta del supermercado y otro apareció con una corona de flores, entre otras que se guarda. Preguntando en los alrededores del comercio, los clientes se ríen cuando cuentan anécdotas de Miguel. "Es como una risoterapia de esas. Sí, de ésas en las que no puedes dejar de reírte", cuenta Consuelo, clienta habitual.

El que fuera el horario de trabajo de Miguel durante 28 años, de 9.00 a 14.00 y de 17.30 a 20.30, ha pasado a mejor vida. "He acabado demasiado quemado. En mi trabajo estaba genial, me llevaba estupendamente con mi jefe pero este negocio es muy duro". Vista nublada y dolor de cabeza in-crescendo cuando entre manos se tienen 300 millones de las antiguas pesetas. Quizás una casa en la playa, un vehículo último modelo para presumir en el pueblo o unas vacaciones indefinidas. "Uno lo que siente es, por un lado, felicidad y, por otro, estrés. Un día tardaron los directores de tres bancos en aparecer por mi casa".

Miguel no se considera un hombre con grandes proyectos de futuro, sin embargo, la elevada cifra de euros que desde hace unos días están en su cuenta bancaria le marea: "No soy de muchos planes. Mis sueños son más bonitos que la realidad. Me dicen que con tanto dinero voy a cambiar de forma de ser pero eso no es verdad". "Todos los fines de semana -asegura- pienso seguir jugando al fútbol con la familia Mahíno, amiga mía", sentencia.

Los niños son los que más sueñan y eso precisamente es lo que va a intentar este vecino de Puebla del Río con sus hijos: "Me gustaría conocer Austria pero antes me voy a Disneyland con mi familia. En especial, este viaje lo hago por mis pequeños. Creo que se lo merecen".

Cuando se le pregunta por el destino del dinero se hace un silencio y responde: "Uff...invertir en negocios inmobiliarios. Pero de momento, tomarme unas vacaciones largas. Mira, esto es como los dos pobres que están en la puerta de la iglesia y le pregunta uno al otro: escucha, si te toca la Bonoloto ¿qué harías? Responde el otro, disfrutar de la vida. Y con los pobres, ¿qué?, le dice el amigo. Con los pobres, no sé. Que se las apañen".

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