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Medalla al Trabajo para la propietaria de Juliá a los 104 años

Su hijo Rafael Juliá le comunicó la noticia una vez que hubo despertado de echar su habitual cabezadita en la butaca tras el almuerzo. A sus 104 años, Pilar García Alonso, aún sigue acudiendo a diario a la avenida de la Palmera para estar al pie del cañón del negocio familiar.

el 15 sep 2009 / 19:25 h.

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Su hijo Rafael Juliá le comunicó la noticia una vez que hubo despertado de echar su habitual cabezadita en la butaca tras el almuerzo. "Ya nos está preguntado cuándo será la entrega y lamentándose de que ya no vea tan bien y le falte facilidad de palabra como para poder gozar de ese momento". A sus 104 años, Pilar García Alonso, aún sigue acudiendo a diario a la avenida de la Palmera para estar al pie del cañón del negocio familiar, el restaurante Juliá-Los Monos, una dilatada trayectoria laboral que le ha hecho merecedora de la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo que le acordó conceder ayer el Consejo de Ministros, galardón que compartirá con nombres como las actrices Concha Velasco y Sara Montiel, el actor Alfredo Landa, o el histórico líder del PCE, Santiago Carrillo.

Nacida en Santiago de Compostela en 1904, aunque sevillana por los cuatro costados, esta centenaria empresaria ya tiene en su haber la Medalla de Plata al Mérito en el Trabajo.

Fue su padre, Cayetano García Carro, regente del célebre Café París, el fundador de esta saga de restauradores sevillanos. Madre de cinco hijos, de los que ya fallecieron dos, Pilar comenzó trabajando junto a su marido, Eduardo Juliá, en la llamada Terraza de la Cruz del Campo, en la antigua calle Oriente. "Allí se daba la cerveza sin ácido, en jarras alemanas de litro tapadas, porque guardaban la presión y cundían mucho", relata su hijo Rafael. También inauguró la cervecería Oriental, en la calle Gallegos, donde se daban comidas y tapas que no se cobraban para que los clientes siguieran bebiendo, y de ahí pasó al Bar Gibraltar, en la Plaza de América, hoy conocido como Alfonso.

A principios de los cuarenta inauguró la Hostería del Prado y tomó la concesión de los bares y restaurantes del Círculo de Labradores y del Mercantil. Durante esos años, Pilar fue pionera en el servicio de comidas al Ayuntamiento de Sevilla, entre ellas, el banquete del centenario de la inauguración de la Feria de Sevilla y el que se ofreció a Eva Duarte de Perón.

En los cincuenta abrió un negocio pequeño, el Bar Juliá, en la calle Rodríguez Jurado, frente al antiguo Coliseo, que cosechó un gran éxito por su renovada carta de tapas. En el año 57 abrió la cafetería Juliá, en el Edificio Elcano; en 1963 se quedó con el Puesto de los Monos, este negocio era una venta de las afueras de principios de siglo y muy conocido por ser paso de los toros que venían corriendo conducidos por cabestros y garrochistas hasta la Maestranza para ser lidiados. Doña Pilar sólo dejó la jaula del mono que le daba nombre al lugar, pero por lo demás le dio un vuelco al negocio, convirtiéndolo hasta el día de hoy, en un concurrido bar-cafetería, además de restaurante, cada vez más especializado en comidas de empresas, bodas y todo tipo de celebraciones.

Siendo además, esta actividad, la del Catering la principal del negocio en la actualidad, habiendo sido pioneros en Sevilla en los servicios del Catering. Habiendo hecho un gran esfuerzo en modernizarse y adaptarse a las normativas higiénico-sanitarias de la Comunidad Europea, aprovechando para ello la oportunidad de la EXPO'92, donde dieron el 85% de los servicios de Catering que se realizaron, además se hicieron todos los bocadillos y sandwichs que se despacharon, 4 chocolaterías, un restaurante en el Pabellón de Tierras de Jerez y todos los servicios del World Trade Center, edificio de los Comisarios de la Exposición, que incluía tres cafeterías, un restaurante de doscientas plazas, comedores privados, sala multifuncional y las recepciones de casi dos mil personas que se daban en el patio del edificio. Para hacer frente a semejante empeño, crearon una infraestructura de varias naves (situadas en el Polígono Industrial P.I.S.A en Mairena del Aljarafe), donde hoy se elaboran todos los alimentos correspondientes al Catering.

El artífice de todo ello es el hijo pequeño de Doña Pilar, Rafael, que antes de dedicarse al oficio de la familia fue futbolista del Real Betis Balompié.

La nueva historia del Catering Juliá, pues Doña Pilar hacía tiempo que no servía comidas en la calle, comienza en 1963, con el homenaje al Duque del Infantado en Aviación, pero fue la primera recepción del Rey en el Alcázar, en el año 76, la que le dio el espaldarazo definitivo. A partir de entonces, ha servido casi todos los actos de la Familia Real en Sevilla, incluida la Boda de la Infanta Elena, y las recepciones que se han dado con motivo de las visitas de otras familias reales (entre otras, la que se ofreció al Rey Hussein y la Reina Noor de Jordania y a la Reina de Inglaterra).

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