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Medio centenar de detenidos por el ‘complot’ contra Correa

El presidente ecuatoriano descarta por ahora adelantar las elecciones.

el 06 oct 2010 / 19:33 h.

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Militares patrullan las calles de Quito tras la rebelión de los policías.
Cerca de medio centenar de personas han sido detenidas por su supuesta participación en la sublevación policial de la semana pasada, que el Gobierno interpretó como un intento de golpe de Estado y de asesinato del presidente, Rafael Correa, según confirmó ayer a Efe la Fiscalía. La fuente dijo que la mayoría de los detenidos pertenece a la institución policial.


Según el ministro del Interior, Gustavo Jalkh, se trata de "una detención preventiva" de 24 horas y en función de la audiencia que se llevará a cabo, "se determinarán otras medidas".
A la detención de los policías se suma la de Fidel Araujo, un cercano colaborador del ex presidente ecuatoriano Lucio Gutiérrez. Araujo aparece en unas imágenes de televisión durante las primeras horas de la protesta de policías en el Regimiento Quito Número Uno del jueves.


Las autoridades ecuatorianas han acusado al grupo político del ex presidente Gutiérrez de instigar a los policías a la rebelión del pasado 30 de septiembre, que terminó a tiros en las inmediaciones de un hospital de la institución aledaño al Regimiento Quito. En ese centro estuvo retenido, por más de nueve horas, el presidente Correa, quien denunció que los sublevados, al ver fracasar el supuesto golpe de Estado, pusieron en marcha un "plan B", que consistía en matarle.


Esta sublevación ha hecho que Correa descarte disolver la Asamblea Nacional y convocar elecciones generales a corto plazo, algo que sí consideraba hacer antes del complot. "No vemos en lo inmediato la necesidad de una muerte cruzada", dijo el presidente, en referencia al mecanismo de disolución del parlamento unicameral del país y la organización de elecciones legislativas y presidenciales.
Correa declaró a corresponsales de la prensa extranjera en Ecuador que antes del pasado jueves, cuando ocurrió la insurrección, sopesaba adoptar esa medida, por la dificultad para que la Asamblea votara los proyectos de ley del Gobierno pese a que cuenta con mayoría en esa cámara. No obstante, el presidente ecuatoriano afirmó que tras los hechos de ese día su Gobierno ha recibido mayor apoyo en la Asamblea, incluido de parlamentarios de centro.


En todo caso, Correa dijo que la muerte cruzada sigue siendo una opción para el futuro, como establece la Constitución.
Además, reconoció que hubo un fallo en los servicios de inteligencia de su país porque no detectaron que se preparaba una sublevación de la Policía.


Culpas al exterior. El mandatario relató que acudió al Regimiento Uno, tomado por los sublevados, pensando que se trataba tan sólo de una protesta policial por motivos salariales, pero afirmó que, en realidad, se trataba de "un plan generalizado de insurrección". "Los servicios de inteligencia fallaron", dijo. "No medimos la magnitud del problema. Creíamos que era una protesta", añadió. Según Correa, esos servicios "eran financiados directamente por países extranjeros ahora tenemos que empezar de cero, de menos cero".


Ante esta situación, Correa aseguró que no permitirá la formación de grupos paramilitares en su país y señaló que existe un núcleo de policías "sin límites y sin escrúpulos" que constituye "un peligro para la seguridad". "Claramente detrás de esto está Sociedad Patriótica y los Gutiérrez", dijo el mandatario, en referencia al partido de Lucio Gutiérrez. Correa señaló que como en el caso del golpe de estado en Honduras, grupos de oposición ecuatorianos reciben financiación de organizaciones "de extrema derecha" en Estados Unidos.


En estas declaraciones a la prensa extranjera el presidente de Ecuador confesó que en cierto momento en el que estaba atrapado en el hospital, rodeado de sublevados, pensó que le iban a asesinar. "Sinceramente creía que no iba a salir vivo de ahí. Sentí pena por mi familia", dijo y relató que uno de los instantes de más temor fue cuando policías insurrectos derribaron la puerta de vidrio del ala donde estaba refugiado.

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