Medio siglo recorriendo ‘Veredas de Amor’

La Hermandad de Los Estudiantes realizará en la tarde de hoy una salida extraordinaria para protagonizar un rosario verspertino. Será el acto que cierre el cincuentenario de su fundación

Por Salvador Criado. En diciembre de 1962, el desbordamiento del arroyo Calzas Anchas dejaba anegadas muchas de las instalaciones del colegio salesiano de Utrera. Entre ellas se encontraban los locales de la asociación de antiguos alumnos Don Bosco, punto en el que germinó la historia de una hermandad que ahora cumple medio siglo de vida. Aquella riada obligó a trabajar en el recinto educativo para poder recuperar la normalidad en el menos tiempo posible. Llegaría el 17 de febrero de 1963, una fecha clave para los comienzos de la cofradía salesiana, ya que fue entonces cuando un grupo de personas pertenecientes al colectivo de antiguos alumnos decidía fundar una corporación de penitencia. Cristo del Amor y antigua imagen de la Virgen de las Veredas de Utrera. Cristo del Amor y antigua imagen de la Virgen de las Veredas de Utrera. Esta idea ya venía latiendo en el seno de la casa salesiana de Utrera, cuando los alumnos internos apenas viajaban a sus hogares, salvo en contadas fiestas y en las vacaciones estivales, permaneciendo todos los años en el colegio hasta el Miércoles Santo. Por ello, se planteó la creación de esta hermandad, en la que se integrarían los citados chavales, algo que finalmente quedó desechado cuando, en una reforma educativa, se adelantaron las vacaciones hasta el Viernes de Dolores. Ese proyecto se retomó a raíz de las inundaciones y, en menos de dos meses, salieron los primeros nazarenos acompañando al Cristo del Amor. Aquella estación de penitencia se producía el 9 de abril de 1963, cuando ni siquiera era hermandad, para lo que contó con un permiso especial que había otorgado el Palacio Arzobispal a petición del propio colegio. Como era de esperar, aquella jornada se vivió de una forma especial, aunque con muy pocos recursos. Los trabajadores del centro educativo trabajaron a marchas forzadas para poder adaptar el paso procesional de San Juan Bosco, con la creación de un cajetín para la cruz y con la intención de que pudiera salir en él la imagen de ese crucificado que ya tenían en el colegio. Esta talla había sido encargada al que fuera alumno del colegio salesiano de la Trinidad (Sevilla), José Pérez Conde, y bendecida tres años antes. Enseres prestados por las hermandades del Silencio y los Muchachos de Consolación, túnicas preparadas para los pocos nazarenos que por entonces pudieron vestirse, iluminación con bombonas de acetileno, y unas flores de tela para exornar el paso, que fueron rociadas con esencia de clavo para darles un olor más natural. El agua que, con la riada del año anterior, marcó el nacimiento de esta corporación –también afectaría negativamente a las instalaciones de la hermandad cuando se registró otro desbordamiento del Calzas Anchas en 2007–, quiso igualmente estar presente en aquel histórico día. Ese Martes Santo llovió en Utrera, pero no impidió que, al final, el grupo de cofrades pudiera poner el cortejo en la calle. Medio siglo ha transcurrido desde entonces, cinco décadas en las que la hermandad ha vivido un crecimiento imparable, siendo una de las que actualmente cuenta con un mayor número de nazarenos en sus filas. El 7 de abril de 1964 eran aprobadas las reglas por parte del Palacio Arzobispal. Ese mismo año, adquirieron y bendijeron la primitiva imagen de la Virgen de las Veredas, obra del artista utrerano Pedro Hurtado y que, en la siguiente Semana Santa, saldría a los pies del crucificado. Esta talla fue llevada años después a la parroquia del sevillano barrio de Valdezorras, cuando en 1970 se bendijo la actual talla de esta dolorosa, que también salió de la gubia de Pérez Conde. Y, curiosidades del destino –y de las indicaciones del Arzobispado–, hoy se producirá una imagen que recordará a tiempos pasados. Fue en el año 75 cuando esta Virgen procesionó por primera vez, y lo hizo en su original paso de estilo cubista, aunque sin palio. También así, sin palio, aunque en su nuevo paso barroco de 2006, saldrá a la calle de forma extraordinaria, para protagonizar un rosario vespertino por Utrera –a partir de las 17.30 horas–. Es éste el acto que quiere servir para cerrar el cincuentenario de un proyecto que comenzaba en la década de los 60. La dolorosa lucirá enseres prestados por otras hermandades, la estética del paso será completamente diferente a la habitual, y recorrerá un itinerario que la llevará al porche de la parroquia de Santa María de la Mesa, donde se celebrará una eucaristía antes de que, a las 20.30 horas, emprenda el camino de regreso a su templo. Lo hará acompañada por la asociación musical Álvarez Quintero que, a buen seguro, interpretará la marcha Veredas de Amor, dedicada precisamente a esta dolorosa. Calles exornadas, petaladas y cantes servirán para festejar el primer medio siglo de vida de una cofradía que, cada Martes Santo, tiñe las calles del color rojo amor que impregna esta hermandad, de un cariz puramente salesiano. De aquel 9 de abril del 63 quedan solamente los recuerdos de unos cuantos, y la memoria gráfica a la que los más jóvenes han podido acercarse a través de unas imágenes que ya forman parte de la historia del siglo XX en Utrera.

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