"Estamos contentos, alguna lágrima que otra, pero esto es así de feo. Tenemos la certeza interior de que ya está, pero por desgracia tenemos que guardar las formas y esperar al domingo. Que en el fútbol profesional español se hagan las cosas de esta forma hace que no podamos celebrar algo que ya sabemos que tenemos, pero puede que sea más bonito el domingo, sé que la gente nos va a demostrar su cariño y lo celebraremos con ellos". Así empezó a hablar Pepe Mel, al borde de las lágrimas por la emoción, tras un triunfo que lo deja en Primera. "Me acuerdo de los momentos duros, de hablar con la gente que tenía que irse en El Portil. De Caffa, Juande, Rodri. Sobre todo de Miki Roqué. De las cinco derrotas. De la gente y el cariño que me ha prestado", enumeró.
Al mismo tiempo, Mel también puso la primera piedra de su discurso para la próxima temporada: "No podemos engañarnos, la Primera es muy dura y no perdona. No podemos dormirnos y pensar que ya nos vale, hay que trabajar duro para hacer un equipo competitivo", advirtió.
El míster, por último, tuvo un detalle para el Tenerife, el único equipo al que ha entrenado en Primera: "Le deseo lo mejor, tiene la suficiente categoría para volver en un año. Su descenso es incomprensible".
