Al término de la reunión, José Antonio Bosch admitió que la misma fue “positiva” y “sirvió para acercar posturas”. El vicepresidente bético no quiso ser más explícito ya que las partes han pactado no desvelar el desarrollo de las negociaciones, que se iniciaron hace ya varios días y que deben finalizar en breve con la firma de un nuevo contrato, pues ambas partes –el Betis y Mel– están condenadas a entenderse.
El presidente Rafael Gordillo, que se encontraba en Madrid acompañando a Ezequiel en la gala de Fútbol-Draft que tuvo lugar en el Santiago Bernabéu (el canterano bético ha sido incluido en el once de plata de la temporada junto a jóvenes valores como Martín Montoya, Muniesa, Sergio Roberto o Isco ), estaba al tanto de lo acontecido y se limitó a decir que la reunión de Bosch con Mel ha servido “para seguir avanzando” .
El tijeretazo. Bosch le ha hecho ver a Mel la imposibilidad de que el club asuma una ficha anual que, con incentivos, podría alcanzar el millón y medio de euros, que era lo que había firmado el técnico con Luis Oliver para la próxima temporada en caso de ascenso. Con la entrada del club en Ley Concursal, esa cantidad supera con creces el tope salarial fijado por la entidad, así que para tratar de satisfacer al técnico y no perjudicarle en exceso se han puesto sobre la mesa diversas fórmulas compensatorias.
En el Betis han sondeado el mercado y estiman que la ficha media de un entrenador de Primera división ronda los 600.000 euros. Y no muy superior debió ser la oferta inicial que Bosch trasladó ayer a Mel, aunque con una serie de incentivos y cláusulas el montante total podría rondar casi el millón de euros. El tijeretazo a los emolumentos pactados en principio por el técnico, en todo caso, no será inferior al 30%.
Es por ello que desde el Betis también le proponen a Mel la posibilidad de renovar su contrato de forma automática si cumple una serie de cláusulas, básicamente la permanencia en Primera división, con lo que Mel garantizaría su continuidad en el club verdiblanco una o dos temporadas más, como mínimo, en caso de que las cosas le fueran bien en el plano deportivo.
Claro que, si las cosas se tuercen, Mel también quiere tener amarrada una buena indemnización por el esfuerzo que está haciendo ahora de rebajarse la ficha de su contrato, pues el técnico sabe de sobras que si los resultados no acompañan el primero que cae siempre es el entrenador. De todos modos, más que la posibilidad de renovar automáticamente, Mel aprieta para percibir lo máximo de ficha la próxima campaña.
