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Melissa Patiño: lo que nos importa

Lean arriba: cultura. Discutimos sobre índices de lectura, cánones y derechos de autor, cine subvencionado, nueva museología. Nos enfadan las gestiones oscuras, nos alegran los artistas de valía cuya obra logra el éxito.

el 15 sep 2009 / 02:09 h.

Lean arriba: cultura. Discutimos sobre índices de lectura, cánones y derechos de autor, cine subvencionado, nueva museología. Nos enfadan las gestiones oscuras, nos alegran los artistas de valía cuya obra logra el éxito. Sin embargo, por muy en serio que nos tomemos esto de la cultura, la vida continúa sin galerías de arte ni libros minoritarios. Puede, incluso, ser más divertida, o al menos diferente. Los problemas verdaderos son otros, tangibles; definen vidas, arruinan o aúpan una existencia. Melissa Patiño, una joven limeña de veinte años, está encarcelada por asistir "como promotora cultural y comunicadora social a un congreso de la Coordinadora Bolivariana de Ecuador". El calvario de Melissa empieza tres semanas atrás, cuando en el viaje de regreso desde Quito es detenida bajo la acusación de terrorismo. Su familia y amigos luchan para demostrar su inocencia, subrayan que ninguna prueba justifica que Melissa no haya sido puesta en libertad, organizan una manifestación pacífica y poética que la policía castiga con violencia. Nos hablan, también, sobre un cruel guiño del destino -Melissa sustituía al director de un programa de radio en el que colabora-, enumeran la labor de la poeta como gestora en un colectivo juvenil en Lima Sur, regalan un titular que aquí se pasaría de ingenuo, y allí -y más en sus circunstancias- suena valiente y pleno de coraje: "yo únicamente me dedico a la cultura".

Un correo electrónico desde Perú -un país que yo no consideraba señalado por la injusticia- me desveló la pesadilla de Melissa, y al mismo tiempo me abofeteó: cómo puedo recomendarles un filme, protestar porque una institución no funcione, si Melissa -y tantos otros- se arriesgan difundiendo ideas, palabras, imágenes. Los suyos han abierto un blog (http://melissalibertad.blogspot.com) con las últimas novedades sobre el caso. Una canción no es imprescindible: las personas sí. Ojalá el título, Melissa Libertad, abandone pronto el estado volátil de las palabras, y se convierta en una realidad feliz.

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