Cultura

Menuda intérprete

el 20 ene 2010 / 22:09 h.

Ciclo Jóvenes Intérpretes. Sala Manuel García del Teatro de la Maestranza. Fecha: Miércoles, 20 de enero de 2010. Esperanza Martín López, piano. Programa: Sonata nº 8 Op. 13 “Patética” de Beethoven; Vals-Impromptu de Liszt; Scherzo nº 2 Op. 31 de Chopin; Rondeña (Suite Iberia) de Albéniz; Tres preludios, de Gershwin

Es curioso que un mismo lugar pueda recordarnos a unos, entre los que me encuentro, días de diversión juvenil estival, mientras a otras personas les evoca esfuerzo, fatiga y superación. Me refiero a Torre del Mar, lugar donde la menudita pianista malagueña que nos acompañó anoche tuvo sus primeros encuentros con la educación musical, comenzando a asegurar una carrera en la que el dinamismo y el dominio sobre el instrumento empiezan a ser signos personales de su estilo interpretativo.

De la sorprendente juventud de Esperanza Martín son testigos sus profesores, algunos de los cuales, como Óscar Martín y Daniel del Pino, han intervenido en este mismo ciclo en otras ediciones. Demasiado rígida y rigurosa técnicamente en los dos primeros movimientos de la Patética de Beethoven, pronto asomó su tendencia a la agresividad y su impetuoso carácter en el Rondo, así como en el Vals-Impromptu de Liszt, que abordó con entusiasmo y desparpajo.

Chopin lo interpretó evitando cualquier afectación empalagosa que enturbiara la intención, entre amarga y desesperada, de su Scherzo Op. 31, lo que a su edad no deja de ser un alarde de madurez y audacia. Hechuras y grandes dosis de sentimiento caracterizaron su Rondeña, mientras con Gershwin tuvo el acierto de mimar su ritmo, elegancia y sofisticación, aunque debiera limar el exceso de agresividad exhibido en algunos pasajes. La sensibilidad con la que ejecutó la propina, el Preludio Op. 23 no 4 de Rachmaninov, da cuenta de una versatilidad que le ha propiciado ya numerosos reconocimientos.

 

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