Economía

«Mercadona nos ha convertido en el líder nacional de los mantecados»

El director general de la firma de mantecados La Muralla duplica producción y plantilla en un año, crecerá el 50% en ventas de aquí a 2012, hasta 12 millones de euros, aborda las colonias de españoles en el extranjero y diversifica para fabricar todo el año.

el 25 dic 2010 / 20:23 h.

Olmedo posa delante de un polvorón gigante de La Muralla que se repartió en el centro comercial Plaza de Armas de Sevilla.

-¿El suyo es un negocio dulce?
-Lo es, endulza la Navidad, y así reza en nuestro lema. Pero como cualquier negocio familiar tiene sus momentos dulces, cuando ves que tu producto gusta y año tras año la gente reconoce su calidad, y amargos, porque te dedicas en cuerpo y alma. Vivo justo encima del negocio, soy su casero.

-¿Cuándo arranca esta dulce historia empresarial?
-En el año 1952. Mis abuelos paternos, quienes eran muy emprendedores, se suman al gremio del mantecado de Estepa con una pequeña fábrica y una primera marca, La Romería. En 1973 se hacen con la marca La Muralla, la actual, que recuerda que este municipio estaba amurallado. Nueve años después se mudan a unas instalaciones más grandes. Mi padre y mi tío asumieron las riendas de la empresa en 1989. Yo, por tanto, soy miembro de la tercera generación de la familia.

-¿Y qué volumen de producción tienen actualmente?
-La campaña actual la acabamos de cerrar con 4 millones de kilos de mantecados, polvorones, alfajores, roscos y derivados del chocolate. El líder aún es el mantecado. Copamos la cuarta parte del mercado nacional.

-¿Tanto?
-La meta de mi padre para el año 2000 era alcanzar un millón de kilos. Hace tres campañas eran un millón y poco más y hace dos, 1,5 millones, una cantidad que ya nos parecía difícil de superar. Sin embargo, Mercadona nos planteó el año pasado ser interproveedor y de ahí pasamos a 2 millones. Un salto espectacular. Pero había que incrementar aún más la producción, así que hemos duplicado con creces nuestras instalaciones, con todo el proceso automatizado y haciendo especial hincapié en la I+D+I. Esta alianza con Mercadona nos ha permitido crecer. Ninguna fábrica de Estepa ha hecho hasta ahora ese volumen.

-¿Ninguna?
-No. Alguna tiene una cifra de facturación mayor, pero no tanto por el mantecado como por la variedad de derivados del chocolate. Nuestras ventas han alcanzado los 8 millones de euros, con 12 como objetivo en dos años.

-¿Es fructífero este tipo de colaboración con Mercadona?
-Llevamos con esta cadena de supermercados desde 1993. El noviazgo se convirtió en 2010 en matrimonio y a nosotros nos va muy bien. En todos estos años hemos cobrado hasta el último céntimo. Si La Muralla ha crecido, ha sido, también, a la par del crecimiento de Mercadona. Si en 1993 eran 6.000 kilos, este año han sido 4 millones. Son 120 empleados, el doble que antes de ser interproveedor, y, además, la campaña ya no son tres meses, sino seis.

-¿Todo para ellos?
-Casi todo.

-Menudo riesgo...
-¿Qué no es arriesgado hoy en día? Pero peor es tener variedad de clientes y no cobrar. Mientras no fallemos y no nos durmamos, en principio el casamiento es de por vida y no tiene por qué haber problemas. Producto de calidad, buen servicio y buen precio, y con éste Mercadona gana, yo gano, y también gana el cliente.

-¿Cómo superar la estacionalidad del negocio?
-Venderemos otros productos como galletas, bizcochos o tortas. El problema del mantecado es la estacionalidad, y no soy partidario de venderlo fuera de lo que es su campaña.

-¿Por?
-Porque es un producto típico de la Navidad, cuando se come con ganas. Si lo tuviéramos todo el año, se quemaría el producto. Aquí radica también la importancia de Mercadona, al darte la posibilidad de fabricar otro tipo de productos el resto del año y venderlos todo el año. Ahora estamos de pruebas, en 2011 haremos algo y entraremos de lleno en 2012. Y las inversiones hechas, con 3,5 millones en la ampliación, y las previstas se quedan aquí.

-¿Y de la exportación, qué?
-Es otra de las salidas, y más en mi caso, que me dediqué varios años a exportar en una envasadora de aceite de oliva. Ya hacemos algo con las colonias españolas de Latinoamérica, Alemania, Francia o Suiza. Pero el inconveniente es que, al ser un producto muy español y ceñido a la Navidad, es muy difícil exportar, no así con los productos de chocolate y con el mantecado de aceite de oliva virgen extra, que abre posibilidades en los países árabes, donde no entra el elaborado con la manteca de cerdo, y que ha sido un boom este año. Podríamos vincularlo a la dieta mediterránea.

-Pero engorda...
-¿Y qué dulce no engorda? El mantecado, comiéndolo de forma razonable, es saludable y natural, sin aditivos. Una buena merienda para los hijos.

-Bruselas reformó el sector del azúcar, llamó a la reconversión industrial, hizo caer a la mitad la cosecha de remolacha y ahora el azúcar escasea. ¿Eso es lógico?
-No. Con el azúcar ha habido este año un gravísimo problema, aunque, gracias a la mediación de la Consejería de Agricultura y del alcalde de Estepa, donde el mantecado es uno de sus motores económicos, el otro es el aceite, se ha logrado solucionar. Las azucareras nos comunicaron que faltaba azúcar y no garantizaban que se pudieran cumplir los contratos de suministro. La Muralla, además, también contó con la mediación de Mercadona. Se resolvió el problema. Sin el azúcar no hay mantecado y Estepa sería la ruina. Esperemos que se arbitren los medios para que esa incertidumbre no se repita.

-¿Cómo va la Indicación Geográfica Protegida para el mantecado de Estepa?
-Muy bien. Hemos logrado estándares mínimos de calidad y no hacernos la guerra, pues nos conviene a todos que se venda Estepa, su nombre, su marca.

Perfil. El catador bígamo
Antes de entrar en la empresa familiar, su padre le dejó volar y eso, dice, se lo estará eternamente agradecido. Se diplomó en Empresariales, marchó un año a Gran Bretaña a aprender inglés y, cuando regresó, estuvo cinco en cooperativas de aceite de oliva de Estepa, la mayor parte de ellos en Oleoestepa -labores comerciales y de exportación- y en la empresa nazarena Migasa. Ya con 12 años, relata, sabía que quería ser empresario del mantecado, hoy lo es y también catador de aceite. "Llevo en las entrañas el olor de mi pueblo a canela, a almendra, a limón, a sentir la Navidad desde julio". Al incorporarse a La Muralla acumulaba una dilatada experiencia profesional. En 2005 su padre y su tío le dieron su sitio, delegaron. Este año se ha casado. "Lo estoy también con mi negocio".

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