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Economía

Merkel abrirá el grifo del BCE a cambio de más control del déficit

Alemania y Francia persiguen reforzar el Pacto de Estabilidad con acuerdos individuales y sin requerir el sí unánime de la UE.

el 27 nov 2011 / 19:59 h.

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El objetivo, repetido incansablemente en los últimos días por la canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés Nicolás Sarkozy, de avanzar hacia una mayor integración fiscal en la Eurozona, que implica de facto una disciplina presupuestaria más severa, es el fin último que persigue el nuevo Pacto de Estabilidad que Alemania y Francia están diseñando, según publican varios medios alemanes.

Para conseguirlo, Merkel estaría dispuesta a ceder en una de las medidas a las que se ha opuesto con mayor rotundidad, permitiendo que el Banco Central Europeo (BCE) compre de forma masiva deuda de aquellos países que se hallan en el centro de la diana de los mercados en la crisis de deuda de la Eurozona, como le ocurre a España e Italia.

No sería una cesión gratuita. A cambio, los países incluidos en el Pacto de Estabilidad tendrían que acatar las normas de control del déficit y del presupuesto nacional. Según recoge el periódico alemán Die Welt am Sonntag, Berlín y París planean presentar un paquete con medidas drásticas, entre ellas, un nuevo Pacto de Estabilidad para luchar contra la crisis de deuda de la Zona Euro y que allanaría el camino al BCE para comprar deuda.

Los Estados que suscriban el nuevo pacto, que tendría como novedad que sería un acuerdo entre países individuales y no un tratado a ratificar por parte de los Veintisiete, obligaría a un estricto control de los déficit nacionales y sancionaría una supervisión presupuestaria supranacional.

"Así demostrarán su determinación para atajar el problema de la deuda rápida y comprensivamente", señala la publicación.

Como contrapartida, los firmantes contarían con la ayuda permanente del BCE que, manteniendo su independencia pero dispuesto a apoyar a los países comprometidos con la consolidación fiscal, actuaría de forma contundente en los mercados de deuda para mantener bajos los tipos de interés de sus bonos.

Pero ¿qué tendría que decir ante esto el instituto emisor europeo? El diario cita a un miembro del BCE que señala que "si los políticos pueden acordar un paso importante, el BCE podría aparecer y ayudar" a los países más afectados por la coyuntura, tales como España o Italia.

Ante este nuevo escenario, cuyos detalles podrían darse a conocer en la cumbre de líderes europeos del 9 de diciembre, se abundaría en la temida división de una Europa a varias velocidades, con un núcleo duro de los Estados cumplidores.

Este movimiento liderado por Berlín y París pretende agilizar los trámites, pues una reforma de los tratados europeos tardaría al menos un año en entrar en vigor, cuando esta nueva vía podría estar lista para enero o febrero de 2012, aunque ello relegue el papel de la CE -y su opinión al respecto, que es contraria- a un segundo plano.

Si el Pacto de Estabilidad se tramitase por la vía comunitaria en lugar de como acuerdo entre países podría encallar si uno de los Veintisiete se niega a ratificarlo. "Alemania y Francia no están dispuestas a esperar a una unanimidad de todos los países de la UE", apunta el diario, que recuerda que el nerviosismo de los mercados ha empezado a afectar a las dos mayores economías europeas al colocar sus bonos.

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