Una cooperativa de la localidad sevillana de Guadalcanal fabrica mesas de joyeros y relojeros que se venden en países como Francia, Bélgica, Holanda e incluso Estados Unidos. La coyuntura actual desanima a los socios a buscar nuevos mercados. "Hay que esperar a tiempos mejores para salir", dicen.
En 1981 nació en el municipio sevillano de Guadalcanal la cooperativa Maderas y Muebles, tras la unión de dos talleres de carpintería existentes en el pueblo. Desde sus inicios, su especialidad era la fabricación de muebles destinados a los trabajos de joyería y relojería. Poco después de la conformación de la firma de economía social, comenzaron a vender sus productos en el extranjero.
"En 1983 empezaron a surgir clientes en distintos puntos de Europa, como Francia, Bélgica y Holanda y también en EEUU, concretamente en California", destaca uno de los socios cooperativistas de la firma, Antonio Burgos, que añade que en esos países tienen "clientes fijos, con los que seguimos trabajando, aunque menos que en otras épocas, debido a la crisis que hay en todo el mundo".
Hasta 2000, su única línea de negocio era la fabricación de ese tipo de productos, aunque a partir de ese año la combinó con la realización de muebles a medida. "En nuestro negocio se notaba el descenso de ventas ya aquel año, de ahí que decidiéramos emprender nuevos caminos, ya que teníamos una fábrica, en la que trabajan 15 personas, preparada para más actividad", subraya Burgos.
En cualquier caso, no todas las experiencias internacionales han fructificado. Hace tres años, la cooperativa de Guadalcanal hizo un estudio de mercado de los países del Golfo Pérsico. "Al principio fue interesante, pero no dimos con el distribuidor adecuado y decidimos paralo", precisa.
A través de la Agencia Andaluza de Promoción Exterior (Extenda) llevó a cabo otro en Francia, "para conseguir abarcar a más clientes, porque nos demostró que, por el consumo que ellos tienen, no todas sus mesas de joyero salían de nuestra fábrica", indica.
La coyuntura actual desanima a la compañía a la hora de plantearse nuevos destinos. "Ahora mismo no estamos dispuestos a abrir otros mercados, porque emprender ese camino tiene un coste alto y las cosas no están para eso", afirma.
De hecho, la actividad en la fábrica ha descendido de manera considerable. "Los plazos de cara a nuestros clientes han bajado, ya que si antes les decíamos, en lo referente al mueble a medida, que tardaríamos unos 90 días, ahora eso se ha reducido hasta 20", precisa.
En cuanto al mercado nacional, Burgos reconoce que no cuentan con mucha competencia, ya que "había empresas que se dedicaban a esto en Córdoba y en Barcelona, pero cerraron sus puertas hace unos siete años, por lo que nos quedamos solos en España". Las ventas de la empresa se realizan al por mayor a través de almacenistas.
