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Mi colegio... aunque no sin mi maestro

Padres del centro Cruz del Campo envían un escrito a Educación para lograr que el profesor de sus hijos mantenga la plaza.

el 03 ago 2012 / 19:13 h.

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Alejandro Hernández, junto a los que han sido sus alumnos de primero de Primaria en el pasado curso escolar.
Tan sólo un curso ha bastado para que los alumnos del colegio Cruz del Campo, en el distrito Nervión, no se olviden de don Alejandro. Aunque la historia de este joven maestro, especializado en Educación Física, y sus pequeños haya tocado a su fin. Por ello, los padres de los que han sido hasta ahora sus alumnos han elevado un escrito hasta Educación para solicitar que mantenga la plaza de este profesor, aunque la reglamentación de la adjudicación de plazas para docentes en los colegios no juegue a su favor.

Los pequeños estrenaron centro el pasado mes de septiembre. Tras tres años en la Escuela Infantil Martín de Gainza tocaba llegar "al cole de los mayores". Allí se encontraron con un profesor joven, que llegaba al Cruz del Campo en el que era su primer destino en la capital, tras varios años en distintos centros de la provincia. Eva Vargas, una de las madres, recuerda que al principio lo vieron como un profesor demasiado joven, "era un chiquillo", y reconoce que eso les creó cierto recelo. "Con el paso de los días nos dimos cuenta que era un encanto y nos sorprendió que una persona tan joven llegara a ser un maestro tan dedicado a los niños".

Después de un curso en el que se ganó el cariño de los más pequeños, le toca partir hacia otro destino. Desde septiembre, Alejandro Hernández tendrá plaza en otro centro sevillano, y aunque recuerda con cariño los momentos vividos durante estos meses, reconoce que la normativa le lleva a asumir nuevos retos en otro colegio. "Nos vemos obligados a acatar estas directrices. Sabemos que existe un concurso de traslado y cómo funciona todo esto", cuenta resignado. Su plaza en el centro será ocupada el próximo curso por otro profesor al que le ha sido asignada, pues como reconoce, "el sistema se rige por puntos y él tiene más derecho que yo".

Aunque la reglamentación juegue en su contra, los padres se aferran a la última esperanza de que su escrito encuentre respuesta en la administración. Mientras tanto se conforman con el recuerdo que guardan los pequeños del que ha sido su profesor durante nueve meses. "Los niños son conscientes de la situación y están tristes", recuerda Eva Vargas. De momento, y hasta que encuentren una respuesta a su rogativa, "les decimos a nuestros hijos que lo vamos a llamar y que algún día él vendrá al colegio a verlos. Pero para ellos eso no es suficiente".

Los padres relatan con cierta nostalgia algunos de los instantes que han vivido junto a su profesor en este curso. Agradecidos, recuerdan como Alejandro se encargaba personalmente de la situación de cada niño, incluso ofrecía sus medios para dar a cada padre un recuerdo en forma de fotografía y vídeo de cada una de las excursiones que se programaban en el centro. Una dedicación que caló tanto entre las familias que, ahora, no entienden cómo un centro con sólo dos aulas abiertas -el resto se irán adecuando según avancen de nivel los niños- no se reserva a este maestro para los próximos años.

Desde la dirección del colegio la comunión con la solicitud de los padres es total. De hecho, se envió un fax a Educación para solidarizarse con esta situación. Alejandro Hernández quiere dar "las gracias" a todos, padres y centro, por todo el esfuerzo que están haciendo con su situación. Asume que el próximo curso sus alumnos serán otros, aunque para el recuerdo quedará el libro que los pequeños le regalaron lleno de ilusiones plasmadas en sus dibujos.

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