Cultura

"Mi libro persigue una religiosidad del agnóstico, que es la que busco yo mismo"

El cordobés Mario Cuenca Sandoval vuelve a revelarse como un gran novelista con 'Los hemisferios'

el 08 may 2014 / 23:30 h.

LARA LARA Fue promesa con Boxeo sobre hielo, su primera novela, y contrastada realidad con El ladrón de morfina, una de las mejores noticias de la narrativa española reciente. Ahora, Mario Cuenca Sandoval (Sabadell, 1975) se dispone a saltar su propio listón con Los hemisferios, una novela extremadamente ambiciosa y valiente con la que este cordobés de adopción debuta en el sello SeixBarral. Como sugiere el título, la obra se divide en dos partes que comparten personajes, aunque estos cambian de papel. Entre una y otra vemos reflejados la amistad, la muerte, el amor obsesivo, el arte, e incluso asoman el Vértigo de Alfred Hitchcock, y el delirante y visionario Ordet de Carl Theodor Dreyer. «Los hemisferios recoge muchos elementos de materia oscura que parece que son impenetrables desde el punto de vista racional, y que mi personaje Gabriel intenta comprender. Se dará cuenta de que no podrá penetrar en ellos con el lenguaje. Hay muchas realidades humanas que escapan a la luz del entendimiento», explica el autor, que pasó por Sevilla en su campaña de promoción. En medio de esa oscuridad, otro de los personajes de la novela empieza a sentirse atraído por cierta espiritualidad: «Hay una especie de trascendencia religiosa que parece insatisfecha, el libro va persiguiendo una especie de religiosidad del agnóstico, que es prácticamente la que voy buscando yo mismo», comenta cuenca Sandoval. «Me interesaba mucho echar mano de Vértigo porque en esa película tenemos un plano de realidad que no es puramente realista pero tampoco es fantasía o metafísica, hay un nivel intermedio que es ese sobre el cual quiero escribir yo. En Ordet, que es la referencia de la segunda parte, hay un milagro agnóstico, un milagro hecho de laicismo. Esa religión laica que van buscando los personajes, como lo único que podría satisfacer una sed insaciable, tiene mucho peso», agrega el escritor, quien también cita entre sus influencias cinéfilas a Iván Zulueta y su Arrebato. Turbadora, obsesiva, definitivamente magnética, la nueva obra de MarioCuenca Sandoval lo confirma como uno de los nombres imprescindibles de la novela actual en nuestro país. Una novela dispuesta a todo, menos a dormirse en los laureles: «No se trata de un ensayo filosófico, es otra cosa. Era una apuesta arriesgada, sí, pero yo podía hacerlo y, por qué no, es el momento de los valientes», concluye.

  • 1