La cara de Míchel después de encajar el 2-1 lo decía todo. Instantes antes había quitado a Reyes, que en esos momentos era el mejor del equipo, para dar entrada a Rabello, manteniendo en el campo a Manu del Moral, que no había dado una a derechas. Reyes no debía estar lesionado porque se fue jurando en arameo, y es que acababa de gozar de un par de ocasiones que podían haber puesto al Sevilla con 1-2 después de una desastrosa primera mitad.
Sin hacer cambios en el once, el equipo salió con otro talante tras el descanso. Cierto que Xabi Prieto (48') perdonó el 2-0 al rematar a las nubes desde el área chica, pero no es menos cierto que tras el 1-1 de Medel (49') quien estuvo más cerca de marcar fue el Sevilla... hasta que a Michel le dio el denominado 'ataque de entrenador'. "Míchel lo está haciendo extraordinariamente bien" había comentado un par de días antes Víctor Orta, miembro de la secretaría técnica, en los medios del club, pues fuera de ellos pocos de la parcela deportiva se atreven a dar explicaciones sobre la deriva negativísima a la que están conduciendo al Sevilla FC.
Porque si Michel es un fenómeno ¿qué es lo que pasa aquí? ¿quiénes son los que ha fallado de manera tan estrepitosa para que un plantel supuestamente confeccionado para pelear por Europa lo esté haciendo ahora por no verle la orejas al descenso?. Míchel se equivocó ayer de manera clamorosa, y él lo sabe. Su cara lo delataba. Debutó hace diez meses en Anoeta y Anoeta pudo ser el fin. Alfa y omega. Pero no es Míchel el único culpable. Y eso lo sabe también el sevillismo.
