Míchel se la juega en Anoeta, el campo donde debutó

Míchel volverá mañana jueves a Anoeta, el estadio donde el pasado 13 de febrero, víspera del día de San Valentín, debutó como técnico sevillista en sustitución de Marcelino García Toral. No lo hizo con buen pie el madrileño porque el Sevilla perdió 2-0 en su debut y aunque luego no alcanzó el objetivo de meter al Sevilla en competición europea, lastrado por un nefasto sprint final de temporada –cinco puntos en los seis últimos partidos– fue renovado por Del Nido y Monchi, que de momento mantienen su fe ciega en el entrenador pese a que sus resultados empeoran en la actual campaña los ya de por sí discretos que ofreció en la pasada.

Míchel tiene al equipo 13º esta temporada después de sumar 19 puntos en 16 partidos (1,18 de media), mientras que en el tramo final de la pasada campaña se embolsó 24 en los 17 partidos ligueros (1,41 de promedio) que dirigió al Sevilla FC. Mañana igualará el número de partidos de su primera campaña, pero lo hará con un bagaje de 5 puntos menos y acuciado por la peor racha de resultados de lo que va de siglo XXI. Ocho puntos (2 victorias, 2 empates, 7 derrotas) en once partidos. Por mucho menos se les enseñó la puerta a Manolo Jiménez, Antonio Álvarez, el mismo Goyo Manzano o Marcelino, pero los tiempos han cambiado una barbaridad, tanto en ambición deportiva como en poderío económico. Hoy no hay ni para el finiquito, así que la fe, además de ciega, es obligada. Por necesidad. Pero todo tiene un límite.

El cénit //  Tras un buen arranque liguero, que tuvo su cénit en el triunfo ante el Real Madrid y la victoria en Riazor ante el Dépor –hoy colista–, el Sevilla ha caído en una espiral de malos resultados desde el polémico 2-3 ante el Barça que han puesto en serio peligro el logro del objetivo europeo, pues en estos momentos el equipo tiene más cerca las plazas de descenso –a seis puntos– que las de Europa League –a ocho–, así que ni decir tiene que el choque de Anoeta adquiere especial relevancia para el entrenador.

Un segundo año seguido fuera de Europa sería devastador para la economía del club.A Del Nido se le volvió la grada en contra de forma masiva el pasado sábado tras el 0-2 encajado ante el Málaga y sabido es que cuando hay gritos contra el palco la primera cabeza que se suele servir a la hinchada es la del técnico, aunque en estos momentos parezca contar con un respaldo total, según filtran desde el entorno cercano al consejo. Míchel, la verdad, no está haciendo méritos para ganarse  tal confianza, pues sus números son un calco de los que firmó Marcelino.

El técnico asturiano fue destituido del Sevilla cuando ocupaba el 11º puesto –con el equipo equidistante (a 4) de Europa y del descenso–, con 26 puntos en 21 partidos (1,238 de promedio), mientras que Míchel, desde entonces, ha dirigido al Sevilla en 33 encuentros, en los que sumó 43 puntos (1,303 por partido, sólo 65 milésimas más) que lo dejarían también 11º en una clasificación parcial, contando los resultados de la campaña pasada y ésta, en la que en verdad marcha 13º.En Anoeta empezó Míchel su andadura como técnico sevillista y allí puede quedar enterrada como no logre un resultado positivo. Alfa y omega, principio y fin se confundirían de nuevo. 

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