"Conmovido" de que el auditorio estuviera prácticamente lleno (casi 400 personas se inscribieron para participar en el acto), comenzó Miguel Ángel Aguilar su conferencia para clausurar la I Jornada de Periodismo celebrada por El Correo de Andalucía con motivo de su 110 aniversario . Y es que, según criticó el también colaborador de El País, el oficio de periodista ahora mismo sufre un mal endémico: "Los periodistas han llegado a la perversa conclusión de que las noticias van a ir a su encuentro", aseguró.
Es más, recuerda que el caso Watergate "se originó porque unos periodistas fueron a comisarías y a juzgados a enterarse de qué pasaba. Empezaron a tirar del hilo y ocurrió lo que todos sabemos".
Por eso cree que en España nunca tendremos un caso Watergate: "Aquí no pasa porque los periodistas ya no van a las comisarías", sentenció.
Y es que, según Aguilar, el "chispazo" periodístico se puede producir en cualquier momento. Pero para eso hay que estar donde están las noticias. "Las noticias no vienen a la redacción. Las noticias están en los bares", opina Aguilar.
De hecho, fue en un bar donde él se enteró de la primera enfermedad de Franco, al toparse con uno de los médicos que le atendían; o fue junto a una barra donde supo que había un particular que había registrado el Himno nacional: "Dimos la noticia en el programa 'Entre Hoy y Mañana', pero como sabíamos que no lo iba a ver nadie, dimos una nota de prensa que publicaron los periódicos: Los periodistas de Telecinco entraron en conmoción: "Se dieron cuenta de que habían dado una noticia", comentó con sorna Aguilar.
El prestigioso periodista quiso huir de hacer "una oración fúnebre" de su conferencia. Según él "el periodismo nos acompañará siempre, otra cosa es que la manera o los soportes puedan cambiar, porque las empresas son como los seres humanos: nacen, crecen, se reproducen y mueren".
Para Miguel Ángel Aguilar, los informadores "estamos ante una nueva glaciación. Sólo van a sobrevivir los que sepan adaptarse a los cambios de las condiciones ambientales: a las nuevas tecnologías".
Esas mismas tecnologías que hacen al ciudadano vivir en la sobreabundancia de información: "Ahora es casi imposible darle a nadie una noticia, porque todo se sabe. Esto sí ha cambiado. Vivimos inundados de información y lo primero que falta en una inundación es agua potable", y eso es lo que a su juicio debe de ser el informador: un depurador de agua (léase información) potable. "Que el hecho noticioso derive en conocimiento", en palabras de Aguilar.
Para él "este oficio va a cambiar. Pero va a cambiar el sistema. Pero el asunto es: qué información manda. Cuál es el compromiso del periodista ante sus audiencias".
Para el conferenciante "esta es la clave del oficio y lo que hace que algunos lo intentemos continuar con una veneración especial".
Y es que, según Aguilar, "vale la pena. No es un oficio para hacerse ricos, pero que da unas satisfacciones tan altas como incomunicables".