Cultura

Miguel Ángel Perera se la jugó en una difícil tarde en Málaga

El diestro Miguel Ángel Perera se la jugó ayer literalmente en la plaza de toros de Málaga ante un toro complicadísimo y con mucho peligro de Los Recitales, con el que el extremeño no sólo no se amilanó, sino que volvió a dar una gran dimensión de firmeza, pundonor y torería.

el 16 sep 2009 / 07:15 h.

El diestro Miguel Ángel Perera se la jugó ayer literalmente en la plaza de toros de Málaga ante un toro complicadísimo y con mucho peligro de Los Recitales, con el que el extremeño no sólo no se amilanó, sino que volvió a dar una gran dimensión de firmeza, pundonor y torería.

Su actuación fue sin lugar a dudas de lo más importante de la primera corrida de la feria malagueña, en la que El Cid no estuvo inspirado y desaprovechó al toro más potable, y Daniel Luque, con bastante peor suerte, quedó inédito con un lote infumable y muy peligroso.

Ese primero de Perera fue un toro que apenas tenía un pase y que en lugar de embestir tiraba hachazos a la taleguilla del torero, que se pegó un auténtico arrimón, le sacó pases inverosímiles hasta que en un derechazo, el toro le lanzó un derrote seco y le arrancó la taleguilla.

Tras ponerse unos vaqueros, un valiente Miguel Ángel Perera volvió a la cara del toro y siguió delante del mismo, firme de nuevo, poniendo en pie al público que casi llena la Malagueta. Tenía la oreja en las manos, pero falló con la espada. El quinto, reservón y muy difícil, no le regaló ni un muletazo. Aunque lo intentó, el público le pidió que se fuera a por la espada.

Por su parte, El Cid tan sólo pudo apuntar con el que abrió plaza, un toro manso y deslucido al que realizó una faena de más a menos. Diferente fue el cuarto, un animal de Los Recitables noble y manejable, con el que de Salteras nunca se confió. Tras dos primeras series más meritorias, su faena se derrumbó, tomó precauciones y se sucedieron los enganchones, muy por debajo del toro.

En cuanto a Luque, no tuvo opción con el parado tercero mientras que el sexto fue un auténtico Barrabás, con el que tuvo que abreviar.

  • 1