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Miguel Delibes habita ya en el lugar de los escogidos

El escritor Miguel Delibes, fallecido ayer a los 89 años de edad, reposa ya en el Panteón de Ilustres de Valladolid tras el funeral oficiado este mediodía en la catedral vallisoletana.

el 13 mar 2010 / 16:39 h.

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Los nietos de Miguel Delibes transportan el féretro de su abuelo en la Catedral de Valladolid.
El escritor Miguel Delibes, fallecido ayer a los 89 años, habita ya en el selecto lugar de los escogidos después del funeral oficiado este mediodía en la catedral de Valladolid, su posterior incineración y el depósito de las cenizas en el Panteón de Ilustres de la ciudad.

El novelista y académico se ha llevado al territorio de los inmortales el enésimo galardón de su dilatada y laureada carrera literaria: el del unánime reconocimiento social, institucional y popular recogido a lo largo del último día y medio, y lacrado esta mañana con un emotivo y masivo funeral.

La herreriana catedral de Santa María, de trazo austero pero de sólida factura como la prosa de Delibes, ha albergado el último tributo a quien "nos enseñó a mirar", como reza la dedicatoria de una de las centenares de coronas de flores a él dedicadas y firmada por "Pacífico Pérez", protagonista de "La guerra de nuestros antepasados".

"No sólo Valladolid tiene en él a su novelista más emblemático, sino España entera y también la amplia comunidad de hispanohablantes", ha reflexionado durante su homilía el administrador diocesano de Valladolid, Félix López Zarzuelo, delante de los siete hijos del escritor.

La vicepresidente primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, y la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, también han escuchado por boca del sacerdote la "reiterada condena al aborto" y la defensa "de cualquier brizna de vida humana" que siempre caracterizó a Delibes, y a una obra donde nunca ocultó la "dimensión trascendente del hombre y su relación con Dios".

El celebrante se ha hecho eco de la "deuda impagable" contraída con un periodista y narrador "a quien no sólo debemos un sólido manejo del idioma, sino también el haber puesto su talento "al servicio de la verdad desde su encarnación en el humanismo cristiano".

Se preocupó del hombre desde la infancia ("El príncipe destronado") y la adolescencia ("El camino"); se ocupó de la promoción de la mujer ("Cinco horas con Mario"); abordó los valores de la familia ("Mi idolatrado hijo Sisí"); no olvidó a los más desfavorecidos ("Los santos inocentes"); ensalzó la sabiduría del mundo rural ("El disputado voto del señor Cayo") y apeló a la concordia con quienes piensan distinto ("El hereje"), ha dicho.

Al finalizar la Eucaristía, desde el mismo altar, el primogénito de Miguel Delibes, el biólogo del mismo nombre, ha agradecido las numerosas pruebas de afecto que ha recibido la familia y la figura de su padre, "que en los últimos tiempos tenía más ilusión en la otra vida que en ésta", según ha reconocido.

Centenares de personas aguardaban en el atrio y en calles adyacentes al ataúd con los restos mortales del escritor para darle un último saludo.

Entre ayer y hoy unas 20.000 personas mostraron sus respetos a Delibes en la capilla ardiente instalada en la Casa Consistorial y desde donde, este mediodía, ha partido el cortejo fúnebre en medio de un impresionante fervor popular.

Más de una docena de libros de adhesiones, expuestos en el velatorio, han reunido gavillas de comentarios, elogios y agradecimientos con la sencillez de la inspiración, el calor de lo espontáneo y el candor de lo popular.

"Aunque te vayas, sigue escribiendo", le ha pedido una niña a través de un deseo que encierra una precisa definición de la inmortalidad que ya habita Miguel Delibes

Actores como María Fernanda D'Ocon (Desi en la versión teatral de "La hoja Roja") y Juan Antonio Quintana; escritores como Gustavo Martín Garzo y el académico José Antonio Pascual, además de amigos íntimos como el etnógrafo Joaquín Díaz, han despedido al novelista junto a un nutrido elenco de representantes institucionales.

"El horizonte, la paloma, la perdiz roja, los campos dorados de Castilla... tu universo... SIGUE MIGUEL", reza a modo de epitafio otra de las dedicatorias contenidas en el anónimo libro de adhesiones ya cerrado.

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