El presidente del Betis, Miguel Guillén, está de vacaciones en Capri intentando superar el trance del fallecimiento de Miki Roqué, disfrutar de la permanencia en Primera División y prepararse para la temporada 2012-13. Hoy hace un año, la situación era totalmente distinta. Hoy hace un año, Miguel Guillén ni siquiera era presidente del Betis sino consejero responsable del marketing. Pero eso cambió ese mismo día por la noche. En una junta de accionistas atípica, por celebrarse con la temporada recién acabada y no a finales de año, Guillén fue nombrado presidente en sustitución de Rafael Gordillo y se convirtió en el número 42 de la historia de la entidad.
Aquella noche, José Antonio Bosch dejó de ser vicepresidente para convertirse en simple consejero (lo de simple, entre todas las comillas posibles) y tres nuevos componentes accedieron al consejo de administración: Isabel Simó, León Lasa y Fernando Criado.
"El balance es muy positivo, porque los dos objetivos importantísimos que nos habíamos marcado y que iban a dar estabilidad económica y deportiva al club están conseguidos, el deportivo con holgura. Y además ha sido un año intenso, de mucho trabajo, con situaciones de todo tipo. En la Liga pasamos de la gloria con el inicio de temporada al infierno con la racha de diez partidos, pero al final lo importante es la consecución de los objetivos", resume Guillén, un año ya como presidente del Betis.
