Miguel Carcaño cogió el objeto contundente que le sirvió de arma -un cenicero pesado, supuestamente- y se lo escondió bajo la chaqueta para tirarlo al río junto al cuerpo de Marta. Y lo hizo. En lo que no reparó fue en el hecho de que ese cenicero llevaba sangre suficiente como para calar la tela y transferirse a la chaqueta. Miguel llegó a Camas y lavó su ropa, pero sólo el pantalón y el jersey.
La prenda, por fuera, estaba limpia. Sin embargo, cuando la Policía inspeccionó la casa de su novia, encontró la chaqueta manchada por el forro. "Ahí estaba la primera y principal prueba contra Miguel", explicó ayer Álvarez Riestra. Los exámenes de la prenda desvelan que es "científicamente irrefutable" que la sangre es de la chica. Riestra reconoció que es complicado que de un único golpe quede tanta sangre en un objeto, así que es más lógico que Miguel atacase a Marta de forma reiterada. Los especialistas en homicidios sostienen que en casos de "agresión contraria", como se denomina este tipo de pelea, "el agresor golpea no menos de 14 veces a su víctima", llevado por la rabia.
También ayer se supo que Miguel había sido identificado por la Policía en la Macarena, cerca de su casa, en una ronda ordinaria, cuando buscaba a alguien de sus características. Fue el 16 de enero, siete días antes de la muerte de su ex novia. Miguel tenía un antecedente penal por el robo de un coche cuando aún era menor de edad.
