Guerrillero y de alto voltaje político

El rockero Miguel Ríos recibe la máxima distinción de la comunidad con un discurso muy reivindicativo contra las políticas del PP y la corrupción. La cantaora Estrella Morente cerró el acto con el himno por seguiriya y un recuerdo a Paco de Lucía que tiñó de luto el escenario del Maestranza.

el 28 feb 2014 / 14:09 h.

miguel-rios-28FComo el Hijo Predilecto de este año es rockero, las Medallas de Andalucía de esta edición pasarán posiblemente a la historia como unas de las más políticamente incorrectas que se recuerden. Miguel Ríos, condecorado Hijo Predilecto de Andalucía, la máxima distinción de la comunidad, tomó la palabra lejos de loas y sin recrearse demasiado en la indiosincrasia almibarada del ser andaluz. Quería cumplir con su deber como ciudadano Ríos y lo hizo. Por eso no dejó indiferente. O gustó mucho por su compromiso social y político y por no ponerse de perfil. O levantó en armas a quiénes no les gustó en absoluto que aprovechara el foco del Día de Andalucía para arremeter contra la corrupción política y azuzar contra algunas de las medidas más polémicas del Gobierno de Mariano Rajoy, alabando de paso otras del Gobierno andaluz como la ley antidesahucios, hoy frenada en el Constitucional. Valiente para algunos, reaccionario para otros, lo cierto es que el acto institucional celebrado ayer como eje central del 28 de febrero fue menos protocolario y más cañero que de costumbre. Ayudó el formato. Los consejeros del Gobierno fueron por vez primera desalojados del escenario principal, que se reservó para los once andaluces que recibieron ayer el reconocimiento más potente de su comunidad. Solo la presidenta  Susana Díaz y el presidente del Parlamento, Manuel Gracia, compartieron tablas. Con más ritmo y una escenografía más moderna, como novedad la periodista de Canal Sur Mabel Mata condujo el acto.

De negro riguroso, Miguel Ríos dejó su titular: «No voy a dejar de creer en la música porque algunos desafinen, simplemente no tocaré con ellos. Hagan lo mismo con los políticos que son enemigos del pueblo», defendió en un discurso muy duro contra la corrupción en el que no dudó en recordar a quienes gobiernan que son «servidores del pueblo» y arremeter contra su «grosero» incumplimiento de los programas electorales. Comenzó Ríos su alocución, breve y directa, con una advertencia: «No sé si me lo merezco, pero lo voy a disfrutar». Tenía «una causa» que defender y lo hizo. Si hay un sector de la sociedad española que monta en cólera cuando los grandes premios del cine español, los Goya, se utilizan para hacer política, ayer esos mismos encontrarían un filón en la intervención del rockero más universal que ha dado el país. «Hay un millón de personas que están en situación de desahucio, pasando una fatiga inasumible y hay cada vez más distancia entre ricos y pobres», explicó después preguntado por el alto voltaje político de sus palabras.

Ríos lloró con versos de Federico García Lorca a Paco de Lucía «un amigo, un maestro, un genio y una persona inmortal que vivirán tanto como vivan las estrellas». Con una imagen del gran guitarrista arrancó el acto, aunque, cosas del destino, uno de los artistas andaluces más universales nunca fue reconocido como Hijo Predilecto de su tierra.

Continuó el granadino alabando la lucha de los profesionales por la sanidad pública porque «no solo salvan vidas sino dignidades». Y así reconoció a la Medalla de Andalucía Eloisa Bayo, jefa de oncología del Hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva, investigadora y capaz de «humanizar» la quimio. Subió a los Beatles al escenario y parafraseó a John Lennon que dijo que «la mujer es el negro de este mundo». Reconocía así a Flor de Torres, fiscal de Andalucía de violencia contra la mujer y especialista en la lucha contra la erradicación del maltrato. Por aquí llegó el primer dardo directo, en concreto a la ley del aborto de Alberto Ruiz Gallardón. «Que el ministro de Justicia no mande en sus cuerpos», reivindicó para las mujeres. De la periodista María Esperanza Sánchez alabó su claridad de ideas y que en su quehacer profesional anteponga «la defensa de la verdad y la justicia» a sus intereses. Y de Estrella Morente, amiga personal, de escenográfico y riguroso luto, no ocultó lo que le «conmovía» compartir con ella galardón. Paisana, granadina como él e hija de su admirado Enrique Morente. Quizás la nota más polémica la dió el autor del Himno de la Alegría arrancándose por carnavales. Con letra de Andrés Vázquez de Sola, otro de los medallistas, rojo irredente, dibujante, periodista, escritor y genio de la sátira política. Ríos se atrevió por chirigota a recordar con letra satírica el asesinato de Carrero Blanco. «Eran tiempos en los que creíamos que la banda terrorista luchaba contra la dictadura», se justificó.

Miguel Ríos reclamó que «se pare el ladrillo en la Vega de Granada» y se mofó del ministro de Educación y Cultura al hablar del «Wertigo y la deseperación» que dan sus políticas. Allí había un cineasta, el jiennense Miguel Picazo, que con bufanda roja se levantó de su silla de ruedas y a golpe de bastón recogió su galardón. El chef del mar, Ángel León, el catedrático Santiago Muñoz Machado, la cooperativa Unica y la empresaria María Paz Hurtado, también recibieron su medalla.

«Un millón de andaluces contra las cuerdas», «¿dónde está Andalucía», fue glosando el artista granadino recordando cuando se exilió de su tierra para buscar fortuna. «Nunca fui un hijo pródigo porque mi madre, Andalucía, estaba viuda y tiesa», admitió con sorna, para señalar que se lo pasó «de cine» cuando «pilló cacho y dejó atrás las privaciones». Andalucía cuando el granadino se marchó era el Sur del Sur, como ahora lo es África, dijo sin dejar de acordarse entrelíneas de la muerte de los 15 inmigrantes que trataron de alcanzar Ceuta semanas atrás y fueron disparados por pelotas de goma. «Quien nace al Sur del Sur lo tiene jodido como vemos en estos tiempos aciagos». Miguel Ríos arremetió contra «los voceros mediáticos que anuncian el fin del sufrimiento» en España pese a la «tozuda realidad» y reivindicó que no se puede celebrar una fiesta como la de Andalucía sin «enrojecer de rabia». El de ayer fue un 28-F verde y blanco y rojo, muy rojo.

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