Los jóvenes peregrinaron ayer hasta El Rocío, donde permanecerán concentrados hasta el domingo. Llegaron anoche tras recorrer (con confesión incluida) el camino de los Llanos que va de Almonte al Rocío. Unos mil jóvenes sevillanos en total alcanzan los 4.000 si se contabiliza el resto de diócesis andaluzas ya han pasado la primera noche en la aldea dentro de la denominada Jornada de Pastoral Juvenil (JPJ) que, bajo el lema Otro lugar, un mismo corazón, seguirá hasta el domingo la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que se celebra en Río de Janeiro con la presencia del papa Francisco. La expedición sevillana se hospeda en la casa de hermandad de Umbrete, en la zona del Acebuchal, donde esta mañana organizan una misa (9.30 horas) y una catequesis dirigida por el propio arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, también desplazado a la zona. Entre talleres formativos, vigilias y rosarios por el Real acompasados por los sonidos de los tamborileros, esta cita organizada por la Pastoral Juvenil del Sur se une mañana sábado por la noche a la vigilia que el santo padre preside en tierras brasileñas. Así, está previsto que a esa misma hora los jóvenes se concentren en el Real para celebrar una vigilia paralela con exposición del Santísimo. Todo ello bajo la atenta mirada de la Virgen del Rocío, que desde el santuario será testigo de este acontecimiento. La Blanca Paloma recibió ayer a los primeros peregrinos en su paso de salida exento de varales y con una estética decimonónica que lucirá en la salida extraordinaria del próximo 19 de agosto. Así, con motivo del bicentenario del Rocío Chico, la hermandad Matriz ha decidido que la Virgen luzca en la calle ya se pudo ver este invierno en la parroquia de Almonte una imagen de otros tiempos, conformada por el traje de Montpansier, el rostrillo dorado de Muñoz y Pabón, flores de talco y la ráfaga de puntas en su plata original. La JPJ concluirá el domingo con la misa de envío (9.30 horas) que presidirá monseñor Asenjo en el Real. En ese momento se pondrá punto y final a unos días de convivencia en los que las Marismas han latido al ritmo de Brasil.