"Si a cualquier empresa le quitan 4.500 trabajadores, ¿cómo funcionaría?". La reflexión es de uno de los adjuntos del Virgen del Rocío, el oftalmólogo Alfonso Romera, que planea unirse a la huelga que los residentes mantienen ya desde hace dos semanas. "Por fin un colectivo sanitario se ha organizado para frenar la unilateralidad como modo de gobierno que desde la gerencia del SAS se viene imponiendo en los últimos meses".
Lo leyó otro adjunto, el endocrino Federico Relimpio, el lunes durante una de las incansables acciones callejeras con las que los MIR están haciendo visibles sus reivindicaciones en la calle y que les han llevado al Palacio de San Telmo -sede de la Junta-, el Parlamento andaluz, la estación de Santa Justa, el Puente de Triana, el Ayuntamiento de Sevilla y hasta al campo del Betis.
Ni los propios líderes de la Coordinadora Andaluza de Representantes de Especialistas Internos Residentes (Careir), convocante de la huelga indefinida iniciada el 19 de noviembre, pensaban que resistirían tanto en huelga indefinida, como admite uno de sus portavoces, Manuel Zurbarán.
Y lo curioso es que atribuye el mérito de esta resistencia a la propia consejera de Salud, María Jesús Montero, o dirigentes del SAS y otros miembros del Gobierno. Cada vez que los ánimos flaquean, sus palabras calificando la huelga de "desproporcionada", exigiendo su desconvocatoria como condición para negociar y recordando que son los únicos licenciados que cobran mientras se forman vuelven a encender la chispa.
Las redes sociales ardieron el jueves con la intervención de Montero primero en el Parlamento y por la noche en un programa de Canal Sur. Y también hay que sumar la carta personalizada del SAS a cada uno de los residentes, que tampoco ha ayudado mucho a calmarles.
La prueba de que su rechazo a la forma en que el SAS les aplicará la ampliación de la jornada laboral -las 37,5 horas semanales impuestas por el Gobierno central a todos los empleados públicos- no es más que la gota que ha colmado el vaso es que, tras dos semanas de huelga, los residentes han perdido ya más dinero (casi mil euros calculan) que el que les supondrá las diez horas mensuales de guardia que les quitarán (entre 102 euros mensuales para un residente de primer año y 147 para uno de cuarto).
De fondo está un sentimiento de "desprecio" y "atentado a su dignidad" por parte del SAS que, dicen, ni se molestó en analizar con ellos cómo aplicar la nueva jornada con el argumento de que no son plantilla sino un personal complementario que no cubre puestos estructurales. Por ello, Salud no ha fijado servicios mínimos, pese a que los adjuntos se quejan de que les obligan a hacer más guardias y turnos para suplirles -los MIR han llevado esa sustitución a la Inspección de Trabajo y hay hospitales y centros cuyo personal está denunciándolo-.
Y la consejera les recuerda cada vez que puede que su evaluación, clave para obtener el título de especialista, puede verse afectada si siguen sin cumplir las horas marcadas, pese a que una de sus reivindicaciones es el deterioro de su formación porque les usan para cubrir huecos y no rotan por todos los servicios o se quedan sin tutores porque contratan menos adjuntos o recortan la jornada -en Pediatría y Medicina de Familia del Virgen del Rocío han dimitido en bloque-.
El resultado de este pulso entre un colectivo que, en principio, podría verse como a un David frente a Goliat, son guardias colapsadas, intervenciones quirúrgicas reprogramadas y consultas de especialistas cuyas listas de espera no paran de crecer. Casos como el de José Luis, al que le han suspendido por dos veces una operación del codo en el hospital de San Lázaro -dependiente del Macarena- por falta de un ayudante de cirujía que asista al titular. O el de María, a la que en el centro de salud de San Luis le recomendaron "irse a un privado" para que un especialista le vea unas erupciones posiblemente infecciosas porque sin los MIR, y con los recortes en la cobertura de bajas y sustituciones, "hay un solo médico especialista".
En Málaga, estos efectos han llevado a la plantilla de la Unidad de Cuidados Críticos y Urgencias del Hospital Virgen de la Victoria de Málaga a dirigir un escrito a la Junta alertando de que "en las actuales circunstancias no podemos garantizar una asistencia dentro de unos parámetros mínimos de calidad y, con la actual sobrecarga, existe un mayor riesgo de error", y a los facultativos del Carlos Haya a presentar una denuncia ante la Fiscalía para que estudie si la actitud "negligente y temeraria" de los gestores SAS pudiera incurrir en un presunto "delito contra la salud pública". En Sevilla, facultativos de los tres hospitales de la capital estudian llevar también ante el Ministerio Público a sus responsables.
Los MIR no solo resisten, pese a las coacciones que algunos han denunciado de jefes de servicio amenazándoles con no dejarles hacer guardias -gracias a éstas su sueldo base, mileurista, alcanza unos 1.700 o 1.800 euros según el año de especialidad en el que estén-. Sea porque el trabajo que ellos hacen lo están asumiendo los médicos ya contratados o sea porque éstos también están descontentos con los recortes salariales que acumulan desde 2010, la nueva jornada, los contratos cada vez más temporales y ven en los jóvenes doctores un ejemplo de lucha contra el sistema, lo cierto es que colectivos de adjuntos de hospitales y atención primaria empiezan a hablar de unirse a su pulso.
La propuesta inicial en Sevilla parte, de momento, del Virgen del Rocío, en forma de paros cíclicos de cinco días al mes a empezar el 10 de diciembre. El Sindicato Médico no lo tiene claro. Apoya la huelga de los MIR, "que cumplen una labor muy clara, la primera formarse porque cuando no haya especialistas tendremos que traerlos de fuera y luego la administración los usa como mano de obra barata", reconoce su presidente en Sevilla, Antonio Gutiérrez. Y critica que la consejera "siga sin llamarles para negociar y los demás médicos estén pagando el pato".
Pero quiere esperar a ver si finalmente llega esa llamada, si los residentes aguantan (hoy lunes volverán a celebrar una asamblea) y, sobre todo, si la demanda de unirse a ellos de un grupo de médicos del Virgen del Rocío, dispuesto a convocar la huelga sin el sindicato, se hace un clamor general. Entonces, Montero ya no tendrá enfrente a David.