-¿Cómo llega un empresario italiano a Sevilla para hacer negocios?
-Fue idea de mi padre, Armando Jannone di Enrico, que lo decidió en 1936, cuando tenía un negocio de madera en Italia de duelas de castaño [unas tablas que servían para hacer envases de aceituna] para luego mandarlas a EEUU. En ese contexto fue cuando decidió fundar la fábrica en Sevilla, donde le vendíamos a los toneleros. Entonces se mandaban barcos de hasta 700 toneladas para comercializar esas tablas.
-Y tras todo esto, ¿cómo recala usted en la capital hispalense?
-Mi padre decidió que yo me quedara al frente de la empresa en Sevilla y llegué con 22 años. Con el tiempo, el negocio de duelas tendió a desaparecer, porque los envases se empezaron a hacer con plástico y cristal y eso nos obligó a reconvertirnos. En 1968 fundamos la sociedad Jannone S.A., para tratar toda clase de maderas y también otros productos. No tuvimos más remedio que adaptarnos.
-¿Le costó adaptarse a la vida empresarial en Sevilla?
-Me adapté rápidamente a la ciudad, porque era muy joven cuando llegué. Era bastante más tranquila de la que procedía, Nápoles. El desarrollo empresarial de Andalucía entonces era muy parecido al que existía en el sur de Italia. La cultura era la misma.
-Desde entonces, ¿cómo ha cambiado el negocio?
-Ahora mismo es muy distinto. El grupo Jannone cuenta con tres empresas comercializadoras y con dos inmobiliarias. Una de ellas se dedica al negocio tradicional de maderas. En 2002 se creó Jannone Tubos, que vende este material de acero para conducción de líquidos especiales para la industria petroquímica y para la automoción. Además está Adacta Ibérica, que se dedica principalmente al equipamiento deportivo, mobiliario y accesorios para vestuarios y piscinas. De hecho, hicimos las taquillas del Estadio Olímpico y las de la nueva sede de Heineken en Sevilla. La inmobiliaria tiene menos peso en el negocio y se encarga de arrendar y administrar los inmuebles que tiene el grupo.
-Con sus hijos, ¿la tercera generación está garantizada?
-Mis cuatro hijos trabajan en el negocio. De hecho, yo ya estoy jubilado y ocupo el cargo de presidente honorario. Ellos son los que toman las decisiones y me han superado, porque las ventas se han quintuplicado en los últimos siete años. Yo dejé de estar al frente en 2003 y ahora presido los consejos familiares.
-¿Cuáles son los planes que baraja Jannone para crecer?
-Uno de los negocios que tenemos a la vista es poner en marcha una fábrica de tubos revestidos con polietileno, que ayuda al ahorro de energía porque mantiene el calor en las conducciones. Otra de las oportunidades que barajamos es hacer un huerto solar sobre las naves con las que contamos en el Puerto de Sevilla para producir energía limpia, que serviría para autoabastecernos y vender a otros. Se trata de una operación con Endesa y espero que esté terminada en septiembre. Costará 2 millones de euros.
(Lea la entrevista completa en la versión en papel de El Correo de Andalucía)
