Juan Ramón Troncoso, en una imagen de archivo. En su conferencia de anoche en la Casa de la Provincia, Juan Ramón Troncoso advirtió del ataque brutal de los poderes económicos contra los ayuntamientos, en tanto prestadores de servicios y, por lo tanto, de cometidos susceptibles de ser privatizados. El exalcalde de San Juan de Aznalfarache y actual presidente de la Asociación Andaluza para la Recuperación de la Memoria Histórica Manuel Barrios Jiménez comentó que tal vez los municipios no sean la llave de la gran regeneración pendiente en la política española, aunque el ámbito local es un terreno abonado para estos giros, como sucedió con el advenimiento de la República. Troncoso abría un ciclo de conferencias organizado por su asociación sobre municipalismo y democracia. En su alocución defendió el papel de los ayuntamientos y defendió el PER, por haber logrado mantener la población rural, la cohesión social y la microeconomía de los pueblos. Los ayuntamientos, dijo, son el espejo primero en el que se mira la ciudadanía. Y vienen demandando desde el principio de la democracia un marco financiero que les permita gozar de suficiencia para poder prestar sus servicios, marco que a día de hoy aún no existe y que en su opinión ha contribuido a facilitar el que la voracidad neocapitalista esté lanzando ese ataque premeditado dirigido contra el estado del bienestar, del que los municipios son responsables en primera instancia. El conferenciante mostró su apoyo a los alcaldes, en tales circunstancias, y justificó este ciclo de charlas en la necesidad de hacer justicia con los ayuntamientos, que a su juicio han sido los elementos menos estudiados de la época de la Transición por los historiadores. De todos estos años de ayuntamientos democráticos, Juan Ramón Troncoso dijo que el error con mayúsculas fue el que se cometió en el urbanismo, porque la ley liberalizadora del suelo de Aznar hizo que se pusiera en marcha una cultura especulativa de la que el Aljarafe sería una buena muestra, por tratarse de un urbanismo extensivo que se acometió sin reparar en que hacían falta otras políticas. No obstante, insistió en que durante esos mismos años se produjo un cambio positivo en el desarrollo local por la intervención europea, el desarrollo del sector político y la presencia de la empresa privada. Fue un salto cualitativo que convirtió lo que hasta entonces habían sido meros órganos gestores en auténticos gobiernos locales.